Escándalo y despidos en Energía por presuntas coimas en el mercado de garrafas. Investigan sobornos pagados por fraccionadoras de gas a funcionarios. En el ojo de la tormenta política y judicial desatada durante el invierno a raíz de los tarifazos de gas y electricidad, el Ministerio de Energía quedó ahora envuelto en un escándalo de corrupción.
Por Alejandro Bercovich (*) / El secretario de Hidrocarburos, José Luis Sureda, acusó ante el ministro Juan José Aranguren al subsecretario de Refinación y Comercialización, Pablo Popik, de haber encubierto desde diciembre pasado a técnicos y administrativos sospechados de cobrar sobornos de las fraccionadoras de gas a cambio de permisos que les permitieron incrementar su participación en el mercado de garrafas.
Según coincidieron dos fuentes de Energía ante BAE Negocios, el entredicho incluyó gritos e insultos entre los dos funcionarios y terminó con el desplazamiento, previa apertura de sumarios administrativos, de ocho empleados del área de Popik, dependiente a su vez de la de Sureda.
Tanto Sureda como Popik vienen de ocupar altos cargos en las principales petroleras del país. Hasta diciembre y desde 1999, Sureda se desempeñó como vicepresidente de Ventas de Gas Natural de Pan American Energy (PAE), la mayor productora de crudo argentina, cuyas acciones comparten Bridas (Bulgheroni) y la china CNOOC. Popik, a su vez, trabajó entre 1998 y 1999 en Repsol YPF y luego ocupó distintos cargos en Exxon, tras lo cual fue gerente de Planeamiento y Economía en Axion Energy, entre octubre de 2012 y diciembre de 2015. En Axion, que absorbió las antiguas estaciones de Esso (Exxon), los accionistas mayoritarios también son los Bulgheroni.
Pese a ese pasado común en el sector privado, Sureda y Popik nunca se llevaron bien en la gestión. Según las fuentes, la convivencia empeoró cuando Popik decidió desplazar a un funcionario que había contratado Sureda para su área, al frente de la estratégica Dirección de Gas Licuado de Petróleo (GLP), que distribuye entre las fraccionadoras los cupos de gas propano para envasar y que fija las bocas de carga donde se las autoriza a aprovisionarse del fluido. Esos permisos son los que definen qué empresas ganan y cuáles no en el opaco mercado de las garrafas. Ayer, ante la consulta de BAE Negocios, Popik se excusó de opinar sobre el entredicho pero confirmó los desplazamientos de los empleados de su área. También dijo que seguiría en el cargo. Según las fuentes, sin embargo, Sureda le exigió a Aranguren su renuncia. El tema llegó a tratarse a última hora de anteayer en el “gabinete” de Aranguren, del que participan una docena de funcionarios.
El área que regula el mercado de garrafas está bajo sospecha desde hace años. En 2014, a poco de haber logrado desplazar al devidista Daniel Cameron y ubicar en su lugar a Mariana Matranga, el entonces ministro Axel Kicillof ordenó echar al director de GLP, Norberto Giuliano. Pero las versiones de corrupción no se agotaban en él y varios de sus hombres de confianza siguieron en sus puestos. Según Sureda, la estructura fue apañada por Popik, quien “como mínimo dejó hacer”. En los últimos meses, además, las fraccionadoras privadas más chicas avanzaron sobre la porción de mercado que solía abastecer YPF Gas, lo cual motivó quejas contra Aranguren en la petrolera con mayoría estatal.
(*) Texto publicado por BAE Negocios.