Con el apoyo de 191 países y dos abstenciones, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó una nueva resolución que reclama el levantamiento del cerco económico, comercial y financiero contra la isla.
El bloqueo estadounidense contra Cuba, que ya lleva más de medio siglo, recibió otro golpe universal en el principal órgano deliberativo de la ONU, donde en los últimos 25 años la comunidad internacional no ha dejado dudas del rechazo a las sanciones unilaterales de Washington.
La novedad en esta oportunidad fueron las abstenciones de Estados Unidos y de su aliado Israel, países que siempre votaron en contra en las 24 sesiones anteriores de la Asamblea General.
Unos minutos antes del voto, la representante permanente norteamericana, Samantha Power, adelantó la inédita postura de Washington, seguida de aplausos.
Power admitió la condena abrumadora al bloqueo y el fracaso de esa política, y manifestó expectativas de que el cambio de posición en la ONU ayude en el mejoramiento de las relaciones bilaterales.
La iniciativa adoptada, que recibió un total de 191 votos a favor, apela al respeto en el planeta a los principios y propósitos de la Carta de Naciones Unidas, que establecen la solución pacífica de controversias, la amistad y la cooperación entre los países, el respeto a la soberanía y la no injerencia en los asunto internos.
Asimismo, refleja la preocupación por el componente extraterritorial del bloqueo -aplicado mediante la Ley Helms-Burton (1996)- el impacto de las sanciones en el pueblo cubano y su vigencia, pese al rechazo de la comunidad mundial.
El texto también reconoce los progresos en las relaciones entre La Habana y Washington, la visita del presidente norteamericano, Barack Obama, a Cuba y su voluntad de trabajar por la eliminación del bloqueo, un asunto que debe ser tratado por el Congreso estadounidense.
El canciller cubano, Bruno Rodríguez, recordó durante la sesión que el cerco económico, comercial y financiero, así como su componente extraterritorial, siguen en plena aplicación causando enormes daños a su país.
Si bien el diplomático reconoció que la abstención de Washington “seguramente ayudará en el mejoramiento de las relaciones bilaterales, reiteró que “deben juzgarse los hechos y no las palabras”.