Ese tópico y las valorizaciones que las últimas tres reformas constitucionales de China hicieron sobre el rol de la propiedad privada formaron parte de la exposición que el sinólogo argentino Guillermo Santa Cruz, egresado de la Universidad de Beijing, desarrolló en la Facultad de Periodismo de la UNLP, en el marco de su Cátedra II de Historia del Siglo XX.
El sinólogo argentino y licenciado en finanzas por la Universidad de Beijing, Guillermo Santa Cruz, brindó una charla para los estudiantes titulada “Presente y futuro inmediato de China”, en la que analizó los principales ejes de la historia reciente de ese país, partiendo desde la caída de la última dinastía en 1911, hasta las grandes reformas económicas y la entrada a la Organización Mundial del Comercio (OMC), “verdadera conmoción para la economía y comercio mundial” porque la potencia asiática “ingresó a la cadena de valor global”.
Al respecto Santa Cruz aludió al ejemplo del rol chino en la circulación mundial de tecnología comunicacional de punta, como es el caso del I Phone: su diseño tiene lugar en California, los insumos necesarios para su producción y comercialización, proceden de distintas regiones del planeta y los ensamblados y logísticas mercantiles se trazan desde China, donde en realidad allí se suma sólo un 4 por ciento del valor agregado. En ese mismo orden de cuestiones se refirió al desarrollo actual en informática, telefonía celular e industria digital, que está poniendo a China en posiciones equivalentes a las de Estados Unidos.
No descartó que en la compleja trama económica, comercial y política del mundo globalizado China, gracias a “la seriedad” de su política monetaria, el principal sostén del dólar, toda vez que el país principal tenedero de bonos de la deuda estadounidense.
Destacó que las famosas “tasas chinas” de crecimiento del PBI en última instancia obedecen a una estrategia de políticas públicas del PC y del Estado, que han establecido que las mismas nunca deben ser inferiores al 6 por ciento anual, para poder ofrecerle puestos de trabajo de altísima calidad a los millones de egresados que salen cada año del sistema universitario.
Santa Cruz vivió 8 años en China que le permitieron conocer en profundidad su idioma, su cultura y su historia. Actualmente trabaja en el Industrial and Commercial Bank of China (ICBC) y previamente trabajó en la Consejería Agrícola de la Embajada Argentina en China.
La charla fue coordinada por el doctor Víctor Ego Ducrot, titular de la cátedra, y el licenciado Fernando López, jefe de trabajos prácticos de la misma.
“A principios de siglo XX nos encontramos con una China imperial, cerrada, aislada del mundo y humillada” pero que, sin embargo, en 1800 había era una potencia en todo sentido y representaba más de un tercio del PBI mundial”, explicó Santa Cruz al dar comienzo a su exposición.
Con cambios introducidos por Occidente en cuanto a producción e intercambios desde la Revolución Industrial, comenzaron a producirse los primeros antecedentes de la caída del régimen imperial. Uno de ellos fueron las Guerras del Opio, conflictos que comenzaron, por ejemplo, con la confiscación y quema de la producción de opio británico que le generaba a China déficit comercial y crisis social.
“El opio lo cambió todo”, dijo Santa Cruz, quien analizó que tras las dos derrotas que sufrieron las fuerzas imperiales se firmaron los “tratados desiguales”, que perjudicaron la posición china en términos territoriales y comerciales, ya que debió generar una mayor apertura al comercio exterior a través de sus puertos (varios de ellos fueron ocupados estratégicamente por potencias extranjeras) y que implicaron para los británicos la colonización de Hong Kong.
“Para principios de Siglo XX, China estaba invadida de Norte a Sur por las principales potencias”, sostuvo Santa Cruz. Con la revolución de 1911 liderada por Sun Yat-sen y la abdicación del emperador Puyi, se establece la República China.
Otro de los fenómenos que analizó el especialista fue la denominada guerra sino japonesa, que permitió a los chinos recuperar el territorio usurpado por Japón. Esta recuperación se produjo posteriormente a los bombardeos en Pearl Harbor y la respuesta de Estados Unidos con los bombardeos nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki que “terminaron con el sueño expansionista de los japoneses”.
En el mismo período en el que China expulsa a los japoneses de su territorio se produce la Larga Marcha que terminó convirtiendo a Mao Tse-tung en líder del Partido Comunista.
“Mao optó por el modelo de desarrollo ruso con planes quinquenales y la estrategia de una economía planificada”, afirmó el especialista, aunque destacó que algunos de esos planes resultaron un fracaso para el Partido Comunista Chino. Uno de ellos fue “El gran salto adelante”, un programa de reformas económicas, sobre todo agrícolas, que derivaron en una hambruna generalizada.
Tras revisar en términos críticos el proceso denominado Revolución Cultur, analizó las reformas económicas que se implementaron durante el período de gobierno de Deng Xiaoping, que según Santa Cruz pertenecía a una “camada de líderes más pragmática, que en China se lo recuerda con una frase: ‘no importa si el gato es negro o blanco, sino que coma ratones’”.
Entre las reformas que estableció Xiaoping destacó el incentivo a los productores agrícolas, reformas en las empresas estatales y el sistema de precios, mayor apertura de la economía, entre otras.
En ese contexto tuvieron lugar las jornadas represivas de Tiananmén, donde miles de estudiantes e intelectuales llevaron adelante diversas manifestaciones contra la profundidad de las reformas establecidas implementados, sobre todo contra el desempleo y la inflación, y por reformas políticas.
Luego, Santa Cruz se refirió a “la tercera generación de líderes”, que introdujo grandes reformas, entre los que ubicó a Jian Zemin, quien llevó a cabo el ingreso del país a la Organización Mundial del Comercio.
El especialista destacó el “impresionante esfuerzo ideológico que debieron hacer los líderes del Partido Comunista para realizar las reformas que llevaron a cabo”, y recordó en ese sentido la teoría de la triple representatividad que elaboró Jian Zemin, que según sus propias palabras, “el Partido debe siempre representar las inquietudes del desarrollo de las fuerzas productivas avanzadas de China, representar la orientación del desarrollo de la cultura avanzada de China, y representar los intereses fundamentales de la mayor parte de la población de China».
Y subrayó que en la tres Constituciones sancionadas a partir del inicio de las reformas el concepto de propiedad privada paso de coexistente con la pública a fundamental y finalmente a “inviolable”.