La Argentina atraviesa el mayor ajuste con pérdida de puestos de trabajo desde el 2001. Hasta el 30 de septiembre pasado se registran 213.166 despidos y suspensiones.
Por primera vez desde que se inició la ola despidos, la pérdida de puestos de trabajo muestra una desaceleración. El número de personas que quedaron sin empleo en septiembre fue sensiblemente menor al de los meses anteriores, según indicó un relevamiento del Centro de Economía Política Argentina (CEPA). No sucedió lo mismo con las suspensiones, que continúan siendo muy elevadas y están concentradas en las fábricas, como reflejo de la gravedad de las dificultades que atraviesa la producción industrial. El 85 por ciento de las suspensiones corresponden a sólo cuatro actividades, todas afectadas por la baja en el consumo interno: textiles, alimentos y bebidas, petróleo y automotriz.
El centro de estudios registró que durante septiembre se produjeron 1.554 despidos; en agosto habían sido más de 10 mil. Así, al 30 de septiembre de 2016 se suman 213.166 despidos y suspensiones. “No hubo un proceso de ajuste de los planteles de este tenor desde la salida de la crisis de 2001”, señala el centro que dirige Hernán Letcher.
En tanto que el número de suspensiones de septiembre fue de 3.532, una cantidad que sigue alta y esboza el peligro de que el ciclo de cesantías se reanude, según indica el diario Página/12.
En el acumulado del año, la construcción sigue siendo el sector con más pérdidas de puestos de trabajo (con 59.618 despidos), producto de la paralización de la obra pública. Pero si se mira mes a mes, es la industria la que viene perdiendo más desde mediados de año.
Luego siguen los textiles, quienes desde el CEPA aseguraron que mantienen una realidad muy complicada como resultado de la apertura importadora y el ajuste en la producción, decretando 1.350 suspensiones, 630 vacaciones anticipadas y 110 despidos.
Por primera vez en el año las suspensiones superaron a los despidos. Mientras que en agosto se habían registrado 9473 cesantías y 4185 suspensiones, esa relación se invirtió y el mes pasado se registraron 1554 despidos y 3532 suspensiones.
“En septiembre, las suspensiones representan el 69 por ciento de los casos (de despidos y suspensiones) relevados en el mes. Concentradas en la industria, esas suspensiones no sólo reflejan una retracción laboral y anticipan futuros despidos, sino que cristalizan expectativas negativas respecto del futuro productivo, en el nivel de actividad y en las dificultades del circuito de pagos, sobre todo en las pymes”, afirman desde el CEPA.
En el camino de achicar sus costos, las empresas están apelando además a otras medidas. Entre ellas se mencionan las vacaciones anticipadas (Massalin Particulares, textiles Tavex y Santana), retiros voluntarios (en Renault se concretaron 200; el Grupo Clarín está ofreciendo a sus trabajadores una indemnización especial).
Finalmente, el informe detalla que el sector privado concentró casi la totalidad de los despidos y suspensiones (97 por ciento de los casos, contra apenas un 3 por ciento en la administración pública). En el área de servicios hubo relativamente pocos despidos (321 casos de despidos y 26 suspensiones) en los sectores de transporte, call center, viajes y turismo, comercio y medios de comunicación.
“Si al comienzo de la gestión (el ministro de Hacienda, Alfonso) Prat Gay sugería a los sindicatos que debían elegir entre pelear por salario o hacerlo por empleo, con el transcurso de los meses las opciones se esfumaron”, advierte el informe. “Los gremios se han visto afectados por la caída del empleo, o del salario, o por ambas razones a la vez.”
“El actual escenario, que plantea la discusión del bono como eje central de las demandas de los trabajadores, no sólo soslaya el pedido de apertura de las paritarias, sino que pone en segundo orden la sucesión de despidos (masivos a lo largo del primer semestre, incluidos julio y agosto, y constantes en septiembre). La cuestión de la pérdida de puestos de trabajo, al quedar ausente de la agenda, termina avalando no sólo una política de ajuste de planteles abiertamente reconocida por el mundo empresarial, sino que tampoco cuestiona la forzada reconversión productiva que están realizando vastos sectores del ámbito fabril”, concluye el CEPA.