Esta semana salió a luz otra noticia que complica al empresario y presidente de la Nación, Mauricio Macri. Ocho de las doce empresas que forman parte de su patrimonio, no presentaron sus balances a la Inspección General de Justicia (IGJ). Los incumplimientos alcanzan a las firmas Agropecuaria del Guayuiraro, Flour American, Macri Investment Group, Meat American Corp., Molino Arrocero Río Guayquiraro, Socma Cárnicos, Socma Corp. y Socma Farináceos. Pero esta infracción, no menor, es sólo la punta del ovillo de un escándalo mayúsculo.
Funcionarios de todo tinte y color -en especial de Cambiemos- se develaron como grandes evasores del fisco, con cuentas off shore en paraísos fiscales, evasión de impuestos y fuga de capitales. El propio presidente de la Nación, que pretende convencer a los inversores, externos y locales, que traigan capitales y declaren su patrimonio en el país con el blanqueo llamado “sinceramiento fiscal”, es el principal involucrado en el utilizar los beneficios de los paraísos fiscales para evadir impuestos y lavar sumas millonarias de dinero.
El patrimonio de Mauricio Macri creció 108 por ciento desde la declaración jurada presentada al momento de asumir la presidencia. En esa misma declaración se hallaba el depósito por 18 millones de pesos que tenía en Bahamas, un “vuelto” para los millones que embolsa como empresario, y ahora también con su salario millonario como funcionario. Sin embargo, este depósito es una muestra de los mecanismos utilizados por la burguesía para ir “al paraíso”. Al mismo tiempo, estos movimientos son hoy permitidos gracias la extracción de Bahamas de la lista de países sospechosos en la UIF mediante un acuerdo sobre intercambio de información, como tantos otros “permisos” que el Estado les otorga a los grandes capitalistas.
Macri, en este caso en su verdadera faceta, la de empresario, no hace más que llevar adelante una práctica sistemática de fraude al fisco. Puede ocultar sus riquezas, pagar impuestos por debajo del correspondiente incluso por la propia ley generada para eso y tiene todo un sistema que le favorece. Sin embargo, no es este tipo de prácticas únicamente las que explican el surgimiento de la ganancia capitalista, pero sí permiten entender de qué formas el capital busca contrarrestar una tendencia inminente a la caída de la tasa de ganancia.
Según un informe de La Izquierda Diario, se estima que la burguesía argentina, principalmente, tiene afuera del país unos U$S 470.000, y que un 90 por ciento no estarían declarados. A este stock, habría que agregar un flujo de salida de capitales mes a mes, que tanto desde el kirchnerismo en altos valores e incrementados con las bicicletas financieras del macrismo, dan una cuenta de fuga de capitales que supera los 5 puntos del PBI.
La semana pasada venció la primera etapa del plan de blanqueo de capitales que impulsó el Gobierno para captar algo de esa masa de dinero fuera del país ante la sequía de inversiones. Pero pocas son las señales de éxito, ni siquiera mediante un marco legal que fue construido a la medida de los que lucran con la ilegalidad. Tal es así, que el propio titular de la AFIP reconoció que se alcanzaron “números muy malos”.