«Se trata de un grupo dentro del Ejército que se ha alzado», dijo el jefe de gobierno, quien admitía que los militares habían «rodeado algunos edificios importantes».
El ejército envió a los medios un comunicado en el que afirmaba que había tomado el poder en el país y varios edificios gubernamentales. Al mismo tiempo, unidades de la gendarmería cerraban los puentes sobre el Bósforo en Estambul, impidiendo el tráfico entre la parte oriental y occidental de la ciudad.
Luego de esas declaraciones, el mando militar golpista declaraba el estado de sitio, los vehículos militares se apoderaban de las principales ciudades con disparos escuchados en la capital, Ankara, y en la segunda ciudad del país, Estambul. Ya entrada la noche hubo, además, informes de una explosión de una bomba en el Parlamento turco en Ankara.
En el comunicado los militares golpistas declaraban “El presidente y el gobierno están traicionando los derechos civiles y la libertad” y el “estado de derecho ya no está vigente”.
Según el mismo comunicado, los golpistas no cuestionaban la relación de Turquía con la OTAN y las Naciones Unidas. Su objetivo era fortalecer la colaboración con las organizaciones internacionales y “reconstruir el prestigio de Turquía en la política exterior, combatir el terror y la corrupción, y construir un Estado laico, democrático, social y justo”.
Erdogan, que estaba de vacaciones, realizó una primera declaración por FaceTime a un medio de comunicación, donde llamó a la población a salir a las calles para resistir el golpe. «Este golpe de Estado nunca tendrá éxito. Tarde o temprano será eliminado», aseguraba Erdogan por teléfono a la emisora CNNTürk.
A esa altura las hipótesis sobre el destino del Presidente turco eran tan confusas como la situación en el país. Desde un posible asilo en Alemania o que había sido detenido por los militares golpistas. Lo cierto es que lo único seguro a eso altura de la noche en el hemisferio norte, eran las declaraciones de los principales gobiernos de la Unión Europea -con Alemania a la cabeza- y de la administración estadounidense, llamando a respetar las instituciones democráticas en Turquía y respaldando al gobierno de Erdogan.
El gobierno del presidente Erdogan anunció que la rebelión fue «desbaratada» pero llamó a los manifestantes a seguir en las calles. La insurrección duró varias horas y hubo duros choques en Ankara y Estambul. El mandatario anunció que los militares implicados «lo pagarán caro».
«La situación está bajo control», anunció el primer ministro Benali Yildirim, quien calificó la rebelión de «mancha» para la democracia turca. «Estos cobardes tendrán la pena que se merecen», afirmó.
Al igual que el presidente Recep Tayyip Erdogan, el primer ministro acusó al clérigo islámico Fethullah Gülen -residente en Estados Unidos- de estar detrás de la intentona golpista.
Los choques armados dejaron más de 1.100 heridos. Cientos de militares implicados se rindieron esta mañana, tras una noche que incluyó enfrentamientos entre manifestantes -que salieron a las calles tras una aparición televisiva de Erdogan vía smartphone- y tropas que habían bloqueado los puentes sobre el Bósforo, que conectan los lados asiático y europeo de Estambul.
En imágenes emitidas por la cadena CNN-Turk se pudo ver a docenas de soldados caminando entre tanques con las manos en alto, rindiéndose a las fuerzas del gobierno.. Sobre el suelo se veía material militar abandonado. La gente, algunos ondeando banderas, trepó sobre los tanques.
Ya en las primeras horas del sábado, antes del amanecer, el golpe parecía estar sofocado después de que policías, soldados y civiles leales al Gobierno se enfrentaran a los insurrectos.
Coroneles y generales implicados en la rebelión fueron destituidos y tropas leales rescataron al jefe del Ejército, que estaba retenido en una base aérea en las afueras de Ankara.
Erdogan afirmó que los militares rebeldes «han apuntado las armas del pueblo contra el pueblo. El presidente, al que el 52% de la gente llevó al poder, está al mando. El gobierno al que el pueblo llevó al poder está al mando. No tendrán éxito mientras nos plantemos contra ellos arriesgándolo todo». También prometió que los implicados en la rebelión «lo pagarán caro».