En conferencia de prensa este lunes, los trabajadores dieron precisiones sobre los hechos. Como respuesta a la agresión empresario fascista, Tiempo Argentino saldra este martes con una edición especial.
Los trabajadores se encontraban “cuidando el edificio” del diario y Radio América, ubicado en Amenábar 23, cuando “un grupo de alrededor de 20 patovicas irrumpió golpeándoles y echándolos” del lugar. “Los agresores dijeron responder al empresario Mariano Martínez Rojas”, denunciaron a través de las redes sociales.
Un grupo de patoteros ingresó esta madrugada al edificio donde está localizada la redacción de Tiempo Argentino y rompió los materiales de trabajo de los periodistas. El matutino viene funcionando como cooperativa luego de estar en un limbo propietario entre la presunta venta de Sergio Szpolski al empresario correntino Mariano Martínez Rojas.
Según reportaron los propios trabajadores de prensa, el propio Martínez Rojas estaba al frente del grupo de patoteros, que se retiraron escoltados por la Policía Federal, totalmente pasiva ante los acontecimientos.
De acuerdo con las denuncias, “un grupo de alrededor de 20 patovicas irrumpió en el edificio de Tiempo Argentino, golpeando y echando a los trabajadores”. Allí, además, funciona Radio América, que junto con el diario son los medios “abandonados por la antigua patronal”, y recuperados por los trabajadores que permanecieron varios meses sin cobrar.
“Los agresores dijeron responder al empresario Mariano Martínez Rojas; en estos momentos están destrozando pertenencias de los trabajadores”, lamentaron los trabajadores en redes sociales.
Asimismo, luego de echar a los que estaban dentro del edificio, los agresores destrozaron pertenencias de los trabajadores y registros de la cooperativa en el sector de Recursos Humanos, y lanzaron matafuegos a los presentes. «Se están intentando escapar por los techos», sostuvo un periodista del diario.
Javier Borelli, presidente de la cooperativa, explicó que, según le dijeron los efectivos, la policía habló con las personas que ingresaron, quienes les mostraron un contrato de alquiler. «Dicen ser los dueños del inmueble pero ese contrato fue rescindido; estoy en la comisaría con las pruebas necesarias para mostrar que es así», indicó.
Por su parte, Nicolás Zuberman, trabajador de la cooperativa, lamentó: «La Policía está siguiendo los procedimientos formales como si esto no fuera una ocupación ilegal ni un medio de comunicación; no está actuando y nosotros desde afuera escuchamos como siguen rompiendo cosas y vimos cómo se robaron documentación».