La Cámara de Diputados de Brasil inició la votación en la que sus 513 miembros debían decidir si el proceso que puede llevar a la destitución de la presidenta Dilma Rousseff avanza al Senado o termina en los archivos del Parlamento.
El presidente de la Cámara Baja, Eduardo Cunha, declaraba la sesión abierta «sobre la protección de Dios y en nombre del pueblo brasileño», en medio de gritos de «Fuera Dilma», coreados por los promotores del proceso, y del «no habrá golpe» del oficialismo.
La votación se hizo en forma nominal y cada uno de los 513 diputados fue llamado a manifestarse frente a un micrófono, según un orden geográfico determinado por los 27 estados del país.
La tensión se respira también afuera del Congreso brasileño, con marchas en diferentes ciudades con los carteles de apoyo y repudio al impeachment contra Dilma.
Las previsiones de la Cámara baja dicen que cada diputado no se tomará más que 30 segundos para votar, por lo que el trámite debería durar al menos unas cuatro horas y media.
Esta sesión fue precedida por debates que comenzaron la mañana del viernes, se prolongaron en forma ininterrumpida durante casi 43 horas, en las que intervinieron 389 diputados.
Para que el proceso llegue al Senado, que tendrá la palabra final sobre la eventual apertura de un juicio político contra Rousseff, la oposición necesitaba una mayoría calificada de 342 votos entre los 513 posibles.