Luego de las maniobras judiciales que encabezó la derecha en Brasil para intentar que el ex presidente Lula Da Silva pueda asumir como ministro del gobierno de Dilma Rousseff, la mandataria desmintió rotundamente la posibilidad de presentar la renuncia a su cargo.
Además, denunció la existencia de un intento de «golpe» para sacarla del poder mediante un juicio político. La presidenta se expresó de esta maneera durante un acto en el Palacio del Planalto en el que recibió el respaldo de centenas de juristas.
«No hay lugar para medias tintas: lo que está en curso es un golpe contra la democracia. Jamás renunciaré», afirmó Rousseff en su pronunciamiento.
En la misma línea, se opuso a los intentos de desestabilizar la democracia en su país y reiteró que «no habrá golpe», al pedirle a los tribunales que actuen para defender el Estado de Derecho.