En la última jornada de su primera visita pastoral a México, el papa Francicsco criticó a los empresarios que persiguen la mayor ganancia, al menor costo posible y de la peor manera.
“La realidad dominante pone al flujo de las personas al servicio de los capitales, de los esclavistas de nuestros días”, subrayó en el Colegio de Bachilleres de Chihuahua, ante trabajadores y dirigentes patronales de Ciudad Juárez, y agregó que “la mejor inversión es invertir en la gente, en las familias, en crear oportunidades”.
En este sentido, llamó al diálogo y a la creación de puestos de trabajo que vayan construyendo “un sendero constructivo”.
En Ciudad Juárez se asientan varios centenares de empresas manufactureras y siderúrgicas, aprovechando su ubicación en la frontera con Estados Unidos. En México, 6 de cada 10 trabajadores trabaja en la economía informal, sin acceso a servicios básicos ni al seguro de salud.
El Sumo Pontífice también aprovechó para reunirse con los presos de Cereso 3, un centro penitenciario que llegó a ser considerado entre los más violentos de América Latina.
“Las cárceles son síntomas de cómo está la sociedad y fruto de una política de descarte”, les dijo Francisco a unos 800 internos reunidos en el patio de la cárcel.
También apuntó que “la reinserción comienza afuera, en las calles de la ciudad”, creando un sistema que llamó de “salud social preventivo”.
“El problema de la seguridad no se agota solo encarcelando, sino también afrontando las causas estructurales que afectan el entramado social”, sostuvo y explicó que la verdadera reinserción social se lleva a cabo “asegurando escuelas y trabajo, accesos a los servicios básicos para todos”.
Por la tarde, el Papa ofició su última misa en México en un recinto ferial cercano al río Bravo, que sirve de línea fronteriza con Estados Unidos.