El papa Francisco y el patriarca ortodoxo ruso, Kirill, se dieron un apretón de manos y se saludaron con tres besos en la mejilla en el primer encuentro tras la separación de ambas iglesias en el año 1054.
Luego firmaron una declaración conjunta de 30 puntos como símbolo del pleno entendimiento a favor de los pueblos creyentes y el futuro de la civilización humana.
Al término de la reunión, que duró unas dos horas, Francisco agradeció “al gran pueblo cubano y a su presidente, Raúl Castro”, por su “disponibilidad activa”.
“Si sigue así, Cuba será la capital de la unidad”, manifestó el sumo pontífice de la Iglesia Católica.
Francisco y Kirill coincidieron en que “la unidad se hace caminando” y acordaron una serie de “iniciativas viables, que se podrán realizar”.
“Queda la impresión de que nos reunimos en el momento y el lugar correctos”, agregó el patriarca citado por medios rusos.
En la declaración conjunta, lamentaron el enfrentamiento en Ucrania y exhortaron a superar la división entre los feligreses ortodoxos en ese país. Entre otras cosas, también hicieron un llamado para evitar más derramamiento de sangre en Oriente Medio.
Después del histórico encuentro, Francisco siguió viaje hacia México, donde efectuará una visita pastoral hasta el 17 de febrero, mientras que Kirill continuará su estancia en Cuba hasta el domingo.
La Iglesia católica y las Iglesias ortodoxas se separaron en el año 1054 en lo que es conocido como el Gran Cisma, la primera gran escisión en el seno del cristianismo. Desde el cisma existen varias Iglesias ortodoxas autónomas. Los ortodoxos representan hoy en día al tercer grupo más grande dentro del cristianismo después de católicos y protestantes.