Discotecas del suroeste de Alemania prohibieron la entrada de refugiados luego de una serie de delitos atribuidos a solicitantes de asilo, lo que generó advertencias, incluyendo de la policía, de que la decisión podría constituir discriminación, generar agresividad y trasladar el problema a la calles.
Las discotecas que adoptaron la polémica norma son al menos media docena y están ubicadas en la región de Friburgo, y algunas ya enviaron correos electrónicos a organizadores de eventos para ponerlos al tanto, informó ayer el diario Badische Zeitung.
«Hemos decidido de momento no permitir la entrada al White Rabbit a personas que tienen estatus de peticionarios de asilo. No ha sido un paso fácil pero no hemos visto otro camino para enfrentar determinados problemas», diijo una de ellas, White Rabbit, en uno de los mails.
Entre los incidentes registrados el diario enumera robos, acoso sexual y un ataque con cuchillo al personal de seguridad, además del ya mencionado intento de violación. Otros clubes permiten solo el ingreso de un número limitado de refugiados cada noche o solo en noches específicas y otras discotecas se plantean tomar medidas similares.
«Tenemos la pretensión política de ser un club abierto pero no podemos permitir que las cosas sigan así», dijo al diario el administrador de Jazzhaus, Michael Musiol.
Sin embargo, el comisario Harry Hochuli, jefe de la policía del norte de Friburgo, dijo que, salvo robos y hurtos, no se registró un ascenso de la criminalidad en clubes y discotecas. No obstante, Hochuli también señaló que muchas veces los delitos de acuso sexual no son denunciados a la policía después de amigos de la víctima o el personal de seguridad de los clubes resuelven la situación. Hochuli agregó en declaraciones al Badische Zeitung, que la policía sí registró un aumento de los grupos de hombres que andan en las noches por la calle. «Si a muchos se les niega la entrada a los clubes la agresividad aumenta y el problema se desplaza a la calle», dijo el comisario.
El gerente de la Federación Alemana de Hotelería y Gastronomía, Alexander Hangleiter, advertió que, aunque comprende la situación de quienes manejan las discotecas, la restricción de la entrada a los refugiados implica un riesgo jurídico. «Si un club es denunciado tiene que demostrar que no practica discriminación», dijo Hangleiter.
Dinamarca fue el primer país europeo en tomar esta medida, cuando los dueños de diversos bares y discotecas daneses decidieron prohibir el ingreso a los inmigrantes que no sepan hablar en danés, alemán o inglés. Según dijeron, la restricción se basa en el famoso «derecho de admisión» y está justificada por «los constantes ataques sexuales de inmigrantes contra mujeres». Amnistía Internacional condenó la medida y sostuvo que es discriminatoria.
Suiza también emprendió una avanzada contra los refugiados. En este caso, el gobierno decidió confiscar los bienes y dinero cuando el valor supere los 915 euros.