Por Lucía Pires / El secretario general de la CTA, Hugo Yasky, habló hoy sobre la perspectiva del sindicalismo frente al nuevo gobierno nacional, que ayer asumió en sus plenas funciones tras la jura de Mauricio Macri y sus funcionarios provenientes del ámbito privado, muchos de ellos sospechados por irregularidades y tráfico de influencias.
“El del gobierno nacional es un perfil que está en las antípodas de lo que nosotros creemos que es el ideal. El gabinete macrista está pensado en función de un paradigma donde el mercado, a través de los gerentes de las grandes empresas, define las políticas y utiliza al Estado como un instrumento subsidiario de los grandes grupos empresarios”, dijo a AgePeBA.
El gremialista también subrayó que el gobierno que preside el ingeniero Macri “se impuso en una elección muy ajustada, donde prácticamente medio país votó por otro proyecto, y eso va a morigerar el peso de los grupos empresarios en las decisiones. El sentido común indica que va a haber una nivelación y, sobre todo, una acción concertada con otros sectores sociales para que esto no termine siendo una suerte de gerenciamiento de las multinacionales a través del Estado”.
Sobre las expectativas frente a las próximas negociaciones salariales, Yasky adelantó que apuntarán a “tratar de conservar lo que se conquistó en términos de derechos sociales”, en las que “se incluyen las paritarias libres y la política de empleo que posibilitó, en base a mantener el poder adquisitivo de los salarios, la demanda interna y la generación de empleo”.
“Ese esquema básico nosotros lo vamos a defender y, cuando seamos convocados a nivel gremial, plantearemos en la discusión paritaria incluir alguna cláusula que nos permita, por lo menos cuatrimestral o semestralmente, generar un espacio de revisión para evitar que lo que se pueda acordar en términos porcentuales corra el riesgo de quedar desactualizado”, agregó.
A la espera de las primeras medidas del nuevo gobierno, el secretario general de la CTA manifestó: “Creo que este gobierno tiene que convocar a los sectores que representan a los trabajadores, discutir un programa, y a partir de esas definiciones podremos establecer si realmente hay perspectiva de que los problemas se resuelvan o si marchamos a una realidad en la que los problemas se van a agravar”.
Por último, consideró que “no se puede comparar la complejidad que tiene estar al frente de un gobierno nacional con lo que significa estar al frente de una jurisdicción muy pequeña geográficamente pero con el ingreso per cápita más alto de la Argentina; son cosas absolutamente distintas”.
“La realidad del país, con sus desigualdades, sus crisis regionales y las grandes demandas de los que todavía están rezagados, es mucho más compleja que la ciudad de Buenos Aires. Los desafíos y las demandas van a ser más grandes”, concluyó.