Por Ariel Spini / Empresarios, CEOS y amigos íntimos ocupan la plantilla de ministros de Mauricio Macri, anunciado por el futuro jefe de Gabinete Marcos Peña el miércoles pasado. Dentro de las designaciones se encuentra la de Andrés Ibarra para la nueva cartera de Gestión y Modernización. El actual ministro de esa área en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires acompaña al presidente electo desde la década del ’80,cuando incursionó en la vida de los negocios de la familia Macri.
Ibarra, junto a “Nicky” Caputo, es quizás uno de los hombres más cercanos y fieles al jefe del PRO y de Cambiemos. Durante la gestión del ex presidente Carlos Menem el futuro ministro nacional fue clave en la privatización del Correo Argentino, para que el servicio postal quede en manos del grupo empresario liderado por Franco Macri. Fue tal el agradecimiento del líder del PRO, que lo llevó al Club Atlético Boca Juniors para ser su mano derecha y encargase de la marca registrada de la entidad.
Desde los 22 años forma parte de la vida diaria, empresarial y política del macrismo. Fue parte de Socma, llegó a director financiero y comercial del Grupo en la Autopista del Sol y fue el director comercial y de marketing del clan Macri. También fue gerente general de Boca, integró el Gabinete de Educación de CABA, fue secretario de Recursos Humanos de Hacienda en CABA y desde 2011 asumió como ministro de Modernización. Toda su vida política y empresarial bajo la protección de Mauricio Macri.
Ibarra fue objeto de investigaciones judiciales. Como ministro de Modernización de la Ciudad fue investigado por el juez Manuel Gorostiaga por “asociación ilícita, administración fraudulenta en perjuicio de la administración pública y extorsión”. Esta causa, se desprendió del procesamiento por “escuchas ilegales” que pesa sobre Mauricio Macri y en el que también estuvo involucrado Ibarra.
Mientras formó parte de la cartera educativa, Ibarra contrató al espía Ciro James, ex policía federal que habría llevado adelante las escuchas a familiares y opositores a Mauricio Macri, por este hecho también estuvo procesado. En ambos procesamientos fue sobreseído sin avanzar en la investigación.
Ibarra es uno de los máximos representantes de la cultura empresarial-política del PRO: propone “efectivizar los recursos públicos”, sin que quede claro a qué refiere esa expresión y signifique una posible ola de despidos, y pagar lo menos posible a los trabajadores. En los primeros dos años de gestión en la Ciudad de Buenos Aires, más de 2.600 empleados estatales fueron cesanteados por el futuro ministro nacional.
Si bien Marcos Peña, al anunciar el nuevo ministro, intentó mantener en la oscuridad el rol del ministerio de Modernización, el mismo funcionará como un ente “regulador, capacitador y evaluador de las tareas que desempeñan los trabajadores de la administración pública”.
De esta manera, Ibarra tendrá como objetivo llevar adelante una reducción de la planta, apuntando a las designaciones políticas y basándose en evaluaciones de personal más ligadas a multinacionales que al verdadero rol del estado de derecho.
Su principal función será evaluar a los trabajadores con “criterios de efectividad”, lo que en los hechos se traducirá en una cacería de brujas.