Por Germán Celesia / Argentina sigue creciendo pesar de la crisis mundial y tiene un nivel de desocupación que es el más bajo desde 1987. La incidencia del gobierno saliente en ese estado de cosas se comprobará cuando se lo compare con los resultados de la gestión de Mauricio Macri, que ya está provocando una disparada de los precios por el anticipo de medidas como la maxidevaluación del tipo de cambio y la eliminación o baja de los impuestos al comercio exterior, que hasta hace semanas ponía techo al incremento de los alimento en el mercado interno.
Estas decisiones políticas fueron puestas en primer plano por Daiel Scioli en el balotaje pero fueron disimuladas por el presidente electo, que se limitó a repetir sus eslóganes abstractos alusivos al “cambio”, el “diálogo” y otras propuestas no referenciadas en nada en concreto. Lo claro es lo que anuncia Clarín en su portada del sábado 28: “Quitan las retenciones para carne, trigo y maíz y bajarán para la soja”, que se complementa con un artículo disimulado en el mismo matutino: “Habrá más aumentos en pan, carne, aceite y galletas”, como consecuencia de esas medidas. Además, el impacto ya se está sintiendo de manera anticipada. Página/12 le pone cifras en una nota firmada por Sebastián Premici: “La promesa de Mauricio Macri de eliminar las restricciones cambiarias y las retenciones a la exportación de materias primas, antes del ballottage y ahora como presidente electo, generó una escalada de precios en todos los productos de la economía. El lunes posterior a la segunda vuelta, la bolsa de harina se pagaba 200 pesos, el jueves pasado 220 pesos, y la semana que viene los industriales adelantaron que se ubicará en los 240 pesos, según lo informado a Página/12 por Jorge Alonso, dueño de la panificadora Elca. Esto implicará un incremento de 70 por ciento en el último mes. Los distintos cortes de carne vacuna ya tuvieron un incremento de 30 por ciento, mientras que los pollos aumentaron un 25 por ciento”.
También el sábado, La Nación anuncia en tapa: “Subirán luz y gas, con subsidios para hogares pobres”. El título es confuso: un lector desprevenido podría interpretar que el gobierno macrista subsidiaría a hogares que no pudieran abonar una tarifa a precios “de mercado”, cuando en realidad lo que se está anunciado es un ajuste tarifario que sólo sería atenuado en el caso de aquellos hogares que el nuevo gobierno considere “pobres”.
Página/12 cita un informe de la consultora económica dirigida por Carlos Melconian, futuro presidente del Banco Nación. “Para eliminar los subsidios en electricidad se debe aumentar un 250 por ciento la factura domiciliaria promedio. Eso implica que una factura de 50 pesos bimestral pasaría a 175 pesos. En el caso de los consumos pequeños subsidiados deberían subir 500 por ciento, de 50 a 300 pesos. Para el comercio y la industria deberían aumentar un 400 por ciento, según su diagnóstico”, dice el diario. Además, “en el caso del gas, la factura domiciliaria promedio debería subir entre un 70 y un 100 por ciento, aunque más de la mitad de los hogares con pequeños consumos deberían pagar casi 200 por ciento más. En promedio, una factura de 120 pesos pasaría a entre 204 y 240 pesos, aunque podría llegar a 360 pesos si entra en la quita más agresiva de subsidios”, agrega.
Por las dudas, Clarín busca atenuar aún más el impacto regresivo en términos de ingreso de las medidas anunciadas abriendo su portada del domingo con un burdo intento macrista por minimizar el impacto de las medidas anticipadas: “No hay que esperar un paquete de ajuste”, es la frase del futuro Jefe de Gabinete de Macri, Marcos Peña, destacada por Clarín. Es decir, el futuro funcionario le asigna implícitamente a la prensa hegemónica la misión de encontrar una nueva manera de denominar a los “ajustes” económicos ortodoxos, ya que, en lo sustancial, ratifica las medidas anunciadas por otros futuros funcionarios.
De hecho, la portada dominical de La Nación afirma: “Macri iniciará su mandato con un schock de medidas”, con lo cual ensaya una nueva manera de referirse a las mismas medidas, negativas para el bolsillo de los trabajadores con ingresos fijos. Entre ellas, un de las centrales es “terminar con el cepo cambiario”, lo cual no significa algo diferente a promover una maxidevaluación del peso. En su edición de hoy, Clarín dice haber encontrado el modo en que se concretaría el desplazamiento del actual presidente, necesario para instrumentar el incremento del dólar, a tono con las exigencias de los grandes grupos económicos. “Macri usará una ley del Banco Central para sacar a Vanoli”. El método discrepa rotundamente con las promesas de “calidad institucional” de la fuerza que ganó la segunda vuelta electoral, pero ese parece un detalle secundario para los medios dominantes y el futuro gobierno.
Lo que sí es cierto es que la palabra “sinceramiento” podría remplazar en el lenguaje dominante a “devaluación”, según una consultora citada por Clarín en su edición del domingo, mientras que “inflación” sería desplazada por “traslado a precios”, en otro intento por atenuar el impacto negativo de algunos anuncios. “Managment &Fit advierte que »es elevado» el riesgo de recesión si se elimina el cepo cambiario”, dice en el suplemento económico de Clarín. Y agrega: “Es por la escasez de reservas. La consultora también señaló que se puede dar un traslado a precios mayor a lo esperado tras el sinceramiento cambiario”. Falta sólo una nueva palabra para reemplazar “ajuste”.