Entre los nombres confirmados y los que se mencionan ya se puede empezar a bosquejar cómo será la primera línea de la futura administración macrista, según consignó este lunes el diario Página12.
Jefatura de Gabinete: Macri confirmó durante la campaña que Marcos Peña estaría en su gabinete, sólo que a último momento le cambió el destino. Iba a ser secretario general de la Presidencia, pero finalmente irá a la Jefatura de Gabinete. Peña es hoy en día la persona de mayor confianza del líder del PRO por fuera de su grupo de amigos de la infancia. Lo acompaña como secretario general del gobierno porteño desde el comienzo de su gestión, en 2007. Licenciado en Ciencia Política, Peña fue estrechando con el correr de los años su relación con Macri, quien lo eligió como su jefe de campaña. Es quien define la comunicación del PRO en consulta con Jaime Durán Barba. Macri imaginaba para la Jefatura de Gabinete un dirigente de confianza que pudiera hablar en su nombre, con manejo político y ascendencia sobre la dirigencia del PRO. Había pensado que fuese María Eugenia Vidal quien ocupara ese puesto. Tras su inesperado triunfo en la provincia de Buenos Aires, sólo Peña calificaba para cumplir esa función clave.
Economía: Todas las miradas están puestas en la definición de Macri con respecto a ese ministerio. Las especulaciones son múltiples y las precisiones del líder del PRO pocas. La afirmación de que su ministro de Economía tendrá “un perfil desarrollista” hizo subir las acciones de Rogelio Frigerio, nieto del Rogelio Frigerio que acompañó al desarrollista Arturo Frondizi. Si no ocupa esa cartera, Frigerio iría a Interior o Infraestructura. De ser así Economía, podría quedar a manos del ex JP Morgan Alfonso Prat-Gay, de quienes algunos arriesgan que podría volver al Banco Central, si Macri cumple su cometido de desplazar a Alejandro Vanoli, o quedar como canciller. También tendrían algún lugar de gestión Carlos Melconian y Federico Sturzenegger, borrados de la campaña de Cambiemos luego de sus declaraciones poco taquilleras. La certeza es que en su gobierno el Ministerio de Economía no mantendrá el formato que tiene ahora porque su intención es dividirlo. Una primera opción sería dejar, por un lado, Economía y Finanzas y, por otro, Energía. Aunque también existe una propuesta de desdoblarlo en tres y crear además la cartera de Producción. De ser así, su titular podría ser Francisco Cabrera. Se trata del ministro de Desarrollo Económico porteño, quien en el coloquio de Idea del año pasado planteó que había que vender las acciones de las empresas privadas en poder de las AFJP. Para Energía, todas las miradas apuntan al ex CEO de Shell Juan José Aranguren, quien ya avisó que lograr el autoabastecimiento y alcanzar la soberanía energética no es algo importante y que se avanzará con el recorte de los subsidios a los servicios públicos.
Educación: Esteban Bullrich fue el primero que Macri confirmó para su gabinete y participó en casi todas las entrevistas en las que el líder del PRO se mostró con su “equipo”. Estará al frente de la misma cartera que Macri lo puso a conducir en la ciudad de Buenos Aires en diciembre de 2009. Allí reemplazó a Abel Posse, a quien Macri tuvo que echar luego de que dijera que estaban “ilegítimamente encarcelados los militares que lograron el cometido de aniquilar a la guerrilla en sólo diez meses”, que los ex detenidos-desaparecidos eran un “residuo de subversivos” y que los jóvenes están “drogados y estupidizados por el rock”. Posse, a su vez, había reemplazado a Mariano Narodowski, eyectado del cargo en un intento del líder del PRO por cerrar al escándalo de espionaje de Ciro James, contratado en Educación, por el que Macri está procesado.
Justicia: Macri también dio como confirmado a Ernesto Sanz en ese ministerio. Los radicales esperaban que Macri retribuyera con la Jefatura de Gabinete al titular del partido, que llevó a la UCR a aliarse con el PRO. Ante la decisión de Macri de no darle ese lugar, su socios empezaron a presionarlo y hoy Sanz anunciará que rechaza el ofrecimiento de asumir la cartera de Justicia. En paralelo, surgió que el saliente senador mendocino podría quedar al frente de una agencia dedicada a investigar los casos de corrupción, donde tendría mayor protagonismo. Justicia igual quedaría para un radical y por eso también se especuló con la posibilidad de que la encabece Ricardo Gil Lavedra, a quien de todos modos varios imaginan para cubrir uno de los sillones vacantes en la Corte Suprema de Justicia. Para Derechos Humanos, hoy en la órbita de Justicia, surgió el nombre de la saliente senadora cordobesa Norma Morandini.
Interior: Es un ministerio que quieren los radicales. Aun cuando Macri no ponga allí a Frigerio porque lo deja en Economía o Infraestructura, en su entorno no creen que ceda ante la pretensión de sus socios que también aspiran a poner en el gabinete a Oscar Aguad. Algunos promueven al cordobés para Defensa.
Transporte: La idea de Macri sería armar un ministerio específico del área, separado de Interior. Como secretario de Transporte porteño, Guillermo Dietrich fue el responsable de llevar adelante obras que el líder del PRO considera emblemáticos de su gestión: el metrobús y las ciclovías. Ahora lo llevaría consigo al gobierno nacional.
Cancillería: Varios macristas consideran que “no es descabellado” imaginar en ese lugar a José Manuel de la Sota, una posibilidad que empezó a barajarse cuando el cordobés perdió la interna de UNA a manos de Sergio Massa. Contra lo que se especulaba, De la Sota le puso el cuerpo a la campaña del líder del Frente Renovador, aunque después de fijar la posición de UNA de cara al ballottage tras la primera vuelta bajó su nivel de exposición. Con eso se entusiasman quienes lo imaginan a cargo de las relaciones exteriores y a favor de su deseo dicen también que De la Sota está de vuelta del peronismo por lo cual podría aceptar el ofrecimiento.
Secretaría General: Descartado Marcos Peña, se perfilan dos candidatos. Algunos macristas apuestan sus fichas a Fernando de Andreis, el titular del Ente de Turismo porteño que ofició de jefe de campaña de Rodríguez Larreta. Otros, en cambio, no tienen dudas de que allí Macri pondrá a un hombre de su confianza que lo acompaña desde sus días como presidente de Boca: Andrés Ibarra, hoy ministro de Modernización de la ciudad.
Secretaría de Legal y Técnica: Pablo Clusellas es una fija para ese lugar clave, que Macri le confió también en el gobierno porteño. Especialista en asuntos jurídicos, Clusellas integra el selecto grupo de amigos del líder del PRO del colegio Cardenal Newman, en el que sobresale Nicolás Caputo. Compañero de Macri desde primer grado y heredero como él de otro imperio familiar, la constructora Caputo SA, Nicky –como lo llaman los de la cofradía del Newman– es el mejor amigo del líder del PRO, su consejero e confidente. Como ocurrió en los ocho años que Macri administró la ciudad de Buenos Aires, seguramente se dedicará a multiplicar sus negocios personales y no ocupará ningún cargo formal, pero su influencia no tendrá límites.
Seguridad: El más mencionado para esa cartera es Guillermo Montenegro. Algunos sugirieron la posibilidad de poner en ese lugar a Eugenio Burzaco, un especialista de siempre del PRO en la materia al que Macri se vio obligado a recurrir para que condujera la Policía Metropolitana tras las bajas obligadas de quien fuera su primer jefe, Jorge “El Fino” Palacios, y su sucesor y hombre de confianza, Osvaldo Chamorro, por el caso de las escuchas ilegales. El líder el PRO, de todos modos, parece más inclinado por Montenegro, quien a propuesta de Gabriela Michetti renunció a su cargo de juez federal para sumarse al macrismo y se desempeña como ministro de Justicia y Seguridad porteño desde el primer día de gestión macrista en la ciudad de Buenos Aires. Como tal fue el máximo responsable político de la puesta en marcha de la Metropolitana y de la represión de esa fuerza en el Parque Indoamericano, el Borda y la Sala Alberdi del San Martín.
Trabajo: Para ese ministerio circulan los nombres de Jorge Triaca y Ezequiel Sabor. Actualmente diputado, Triaca tiene a su favor los antecedentes familiares: su padre Jorge Triaca fue líder del sindicato de los plásticos, secretario general de la CGT y también ministro de Trabajo. Allí lo puso Carlos Menem en 1989 para que condujera la cartera laboral en el momento en que se conculcaron buena parte de los derechos de los trabajadores. El respaldo de Sabor es su desempeño como subsecretario de Trabajo porteño, donde se relacionó con los gremios. Para asegurarse gobernabilidad, Macri tendrá afianzar sus vínculos con los sindicatos. Sobre todo los que jugaron a su favor, como el camionero Hugo Moyano, buscarán tallar de algún modo en la designación del ministro de Trabajo.
Salud: Es otra de las carteras que Macri tiene en carpeta para el radicalismo. El candidato más mencionado es José Cano, quien estuvo a cargo de la Comisión de Salud de la Cámara alta mientras fue senador. Odontólogo de profesión, el ahora diputado afianzó su vínculo con Macri a partir de su postulación como candidato a gobernador de Tucumán.
Turismo: Otro funcionario porteño que parece tener boleto al gobierno nacional es el radical Hernán Lombardi. Desde el comienzo de la gestión macrista, se desempeña como ministro de Cultura. Volvería a la administración nacional para hacerse cargo de un área que ya tuvo bajo su mando durante el gobierno de la Alianza de Fernando de la Rúa.
Desarrollo Social: La lógica indica que allí iría Carolina Stanley, quien desempeña esa misma función en el ámbito porteño. Podría surgir otro nombre para ese ministerio si Macri accede a que le maneje esa misma área a María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires.