Por Ariel Spini / La gestión de Mauricio Macri al frente de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se destaca por evadir toda responsabilidad social del estado. Es decir, en áreas claves como Desarrollo Social, Infraestructura, Salud y Educación, el PRO recortó presupuestos para aumentarlos en las fuerzas represivas que atacan a los sectores vulnerables. Incrementó la publicidad y además giró activos del gobierno de la Ciudad a entidades privadas.
Los funcionarios afines a la derecha conservadora estadounidense recuperaron la impronta de las relaciones entre lo público y privado que tuvo su apogeo en el país con la última dictadura cívico militar.
En materia educativa, la cartera conducida por el analista de sistemas Esteban Bullrich, fue la protagonista principal de las falencias más grandes y reveló la intención de Macri de mercantilizar a la educación pública.
El sistema de inscripción on line, implementado a finales del 2013 y para el ciclo lectivo 2014, dejó a más de 5 mil niños sin vacantes en el nivel inicial mientras las escuelas privadas que perciben diez veces más de presupuesto que las públicas se publicitan como “sin sistema on-line de inscripción”.
A su vez, a lo largo de los ocho años de gobierno el hijo de Franco Macri no implementó las Salas de Primera Infancia, un derecho humano y constitucional para cada niño de 45 días a 5 años. Las SPI cuentan con Jardines Maternales para que los chicos puedan estar bajo el cuidado de profesionales y los padres puedan retomar las actividades laborales. A pesar de ello, no hubo inversión ni del área de Desarrollo Social y desde Educación, pero sí se giraron fondos públicos a Organizaciones No Gubernamentales para que cumplan con ese deber del estado que figura en la mismísima constitución de la Ciudad.
La desidia e ineficiencia de Esteban Bullrich al frente de la cartera que sufrió la toma de decenas de colegios por sus propios estudiantes, ya que las condiciones de infraestructura no permitían el dictado de clases, sería premiada por Mauricio Macri. Es el principal candidato al ministerio de Educación nacional en caso de una victoria del Cambiemos, el domingo.
En ese marco, el dirigente social y legislador porteño de Seamos Libres, Pablo Ferreyra, aseguró que “sería más que peligroso”, que Bullrich sea ministro. En la misma línea, remarcó que “parece un premio por evidenciar la ineficiencia, y por los problemas estructurales que provocó a través del sistema de inscripciones on line”.
“El PRO ha puesto a la educación como mercancía a partir de lo que significa el instituto evaluador docente, que ha generado un mecanismo de control autónomo, con curriculas, contenido y mecanismos de financiamiento que están en dudas”, agregó.
Ferreyra subrayó que Macri trasladaría a la Nación “su política de mercantilizar la educación, al evaluar a los docentes sobre la base siempre de conceptos que tienen que ver con el mercado, con empresas”.
Asimismo, el dirigente destacó que: “todos los años tenemos un presupuesto que muestra ese resultado, son políticas de desinversión de ir pasando los activos del estado a los privados”.
“El macrismo ha demostrado tener una concepción neoliberal del estado, del pasaje del presupuesto a entidades privadas, y es una características que se da en todas las áreas sociales, de derechos básicos”, apuntó.
En ese sentido, el hermano de Mariano Ferreyra, militante del Partido Obrero asesinado por una patota ferroviaria, aseguró que “el macrismo, con la educación, ha hecho la plancha y sólo ha logrado el paso de lo público a lo privado”. A su vez, manifestó que en los ocho años de gestión de Macri “se quiso borrar de un plumazo a la comunidad educativa pública”.
La desinversión y el ataque al derecho básico del libre acceso a la educación pública fue el principal eje de la gestión de Bullrich y Macri en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El candidato de los grupos concentrados de poder considera a la educación como un bien de cambio, “por ello piensa en Bullrich para lograra esos objetivos antipopulares y antidemocráticos a nivel nacional”.