Por José Luis Ponsico / Ecuador en los torneos Sudamericanos, años ´50 y 60, recibía severas goleadas. De Argentina, Brasil, Uruguay y Chile. Le hizo siete goles en el certamen de Santiago, en febrero del ´55. Hoy, la realidad es distinta. Ecuador ganó tres partidos de la eliminatoria. Una imagen eficaz primero contra Argentina, aquí, en el Monumental de River y luego en Quito contra Uruguay.
En el medio, cayó Bolivia en la capital. Nueve puntos. No se recuerdan otros comienzos de Ecuador con puntaje ideal luego de tres partidos en una eliminatoria. Mérito grande de Gustavo Quinteros, técnico argentino que hizo su carrera como futbolista en Bolivia -también dirigió la selección del altiplano- hoy idolatrado por los ecuatorianos. La evolución de ellos en habilidad y técnica, es notoria.
Jefferson Montero parece heredero de Oreste Corbatta o René Houseman. Habilidad de diestro jugando sobre la izquierda. Un atacante que padeció Gino Peruzzi, ciclo de Alejandro Sabella hace algo más de dos años.
El cambio «cultural» empezó con la aparición de un notable delantero, atleta, goleador. El mejor jugador de la historia de Ecuador, Alberto Spencer, según la cátedra de su propio país. Fallecido hace algo menos de una década, luego del reconocimiento de FIFA. Entre los cien de la historia.
Peñarol llegó a la cima con equipo memorable. Ganó todo entre 1962/66. Tiempos de Pedro Rocha, Julio César Abbadie, Spencer y Juan Joya. Hijo de uno de los ingleses que llegó al país cuando se descubrió el petróleo en Ecuador hace un siglo. Casado con una ecuatoriana de apellido Herrera, tuvieron trece hijos. Alberto Jorge Spencer, luego «gamo ecuatoriano». Inmortal.
Ocho títulos con Peñarol de Montevideo, algo más de 500 goles oficiales, el «Lungo» Spencer, 1.85 de estatura, velocísimo y gran cabezazo, impactó en el fútbol sudamericano. Primera etapa de la Copa Libertadores.
Su «descubridor» Juan López, uruguayo, técnico improvisado cuando condujo a Uruguay a la gloria, «Maracanazo», Mundial del ´50, Río de Janeiro. Lo recomendó a Peñarol uruguayo, en tiempos que dirigió a la selección ecuatoriana. Cuenta la leyenda, dijo «Es un puma agazapado; corre como atleta, la lleva cortita y salta como felino». Hoy, el fútbol de Ecuador de está de moda. Medio siglo después.