Por Germán Celesia / Quizás la ventaja de Mauricio Macri sobre Daniel Scoli no sea todo lo definitiva que los medios dominantes quieren hacer creer al electorado. De otra forma no se explica la obsesión de la prensa opositora – en especial del Grupo Clarín – por atacar al postulante del oficialismo desde diferentes ángulos. Una de las estrategias utilizadas es clásica: consiste en crear un “demonio”, o la imagen de la maldad política personalizada, en este caso, no sólo para degradar la imagen pública de ese “enemigo”, creado con estrategias comunicacionales, sino de otros actores políticos. La segunda fase de la campaña utiliza la simple asociación. Todos los que actúen en sintonía con ese “demonio”, podrán ser considerados cómplices, súbditos o sospechosos de todos los males adjudicados a él.
El Jefe Gabinete, Aníbal Fernández, fue objeto de una campaña mediática que intentó relacionarlo con el narcotráfico y el crimen organizado. La difamación seguramente tuvo incidencia en el resultado de los comicios del 25 de octubre, en los que no pudo vencer a María Eugenia Vidal, la candidata de Cambiemos que competía con él por la gobernación bonaerense. Hoy el matutino trata de utilizar el “demonio” ya creado para desestimar las opiniones políticas de Scioli.
Dice Clarín en su portada: “Coincidencia entre el candidato y el Jefe de Gabinete” como volanta. Y como título central de la edición: “Scioli y Aníbal, a dúo, criticaron a la Corte por el fallo de sobre YPF”. No hubo dúo, por supuesto, sino que fueron declaraciones separadas coincidentes en los argumentos. Y seguramente no fue casualidad que el actual gobernador las haya formulado luego de reunirse con el presidente de la petrolera, Miguel Galuccio.
En el interior de la edición, el artículo alusivo, firmado por Silvana Boschi, dice: “El candidato oficialista utilizó palabras calcadas al jefe de Gabinete para rechazar la sentencia del máximo tribunal que obliga a difundir las cláusulas del contrato con Chevron”. La expresión “palabras calcadas” insta a suponer que Scioli imitó al funcionario nacional o trató de no opinar en disidencia con él, aunque sería mucho más lógico suponer que utilizó una argumentación del propio CEO de YPF. Esta idea de copia o mimetización está presente y queda maximizada además en la columna de opinión firmada por el editor de Clarín, Ricardo Roa, quien afirma que ambos “repitieron el mismo guion”. Lo de “guion” remite a una suerte de simulación, o lo que la prensa hegemónica denomina “relato” kirchnerista, al que niega todo anclaje en la realidad y opone a las noticias que publica en la prensa, en las que se busca desestimar todos los avances sociales y políticos de la última década.
Adicionalmente, el diario también acusa a Scioli – o a su equipo de campaña – de imitar un corto publicitario del exterior. “En su último spot de campaña, Scioli copia un video contra Dilma para pegarle a Macri”, dice Clarín. La Nación habla de “caretas copiadas”. Los dos medios suponían, por el contrario, que el postulante oficialista utilizaría los servicios del publicista que trabajó para el PT. Lo reconoce el propio Luis Majul en su columna para La Nación.
“La oposición temía que los videos de la campaña oficial del Frente para la Victoria insistieran en el miedo. Esperaban un nuevo golpe bajo, pero más profesional. Más parecido a los spots que diseñó João Santana para Dilma Rousseff y que la ayudaron a ganar a la presidenta de Brasil en segunda vuelta. Pero Eduardo Savaglio eligió presentar un Scioli »más Scioli» que nunca: hablando más de él que de sus propuestas; criticando de manera indirecta al kirchnerismo puro al decir que la gente »no quiere más peleas». Las piezas están bien. Pero no alcanzan para empatar o ganar. Y menos para disimular el cambio de humor que expresa la nueva mayoría liderada por Macri”, afirma Majul, quien trata de mantener la idea de que el oficialismo no tendría ya nada para hacer, aunque reconoce que el debate presidencial del próximo domingo sería “la última bala” de Scioli.
Otra mirada tiene el columnista Carlos Pagni: “La irracionalidad de la campaña oficialista ha logrado lo imposible. A Scioli le sacan fortunas por spots plagiados de las elecciones de Brasil. Y, lo que es peor, son los del candidato que perdió frente a su amiga Dilma Rousseff. Cuando el año pasado se conocieron esos avisos en Buenos Aires, los kirchneristas hablaron de golpismo. Hoy los usan contra Macri”, afirma, sin citar esas palabras que pone en boca de “kirchneristas”.
Según Pagni, el debate del próximo domingo enfrentaría a “Scioli con sus dilemas”. Pero por las dudas, afirma: “La experiencia también indica que el debate no se gana en el estudio de TV, sino en la prensa. Es crucial el fragmento que reproduzcan al otro día los noticieros o el veredicto en el título de un diario”. Es decir, reserva para la prensa hegemónica la última palabra, más allá del resultado concreto de la contraposición de propuestas políticas.