El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha planteado la posibilidad de cancelar los permisos de residencia de unos 100.000 palestinos residentes en Jerusalén Este, al otro lado de la valla de separación, según ha informado el diario Yedioth Ahronoth.
Netanyahu presentó esta propuesta durante un encuentro con su Gabinete, hace cerca de dos semanas, pero cobró fuerza en las últimas horas, luego de frenar la construcción de un nuevo muro del apartheid, similar al de Cisjordania, en un barrio árabe de Jerusalén, medida que le generó rechazos tanto a nivel nacional como internacional.
La polémica estalló cuando las cadenas de televisión comenzaron a mostrar las imágenes del montaje de las piezas prefabricadas de cemento y de 10 metros de altura para separar el barrio árabe de Jabel Mukaber y los distritos judíos colindantes de Armon Hanatziv, en la misma Línea Verde que separaba la “Ciudad Santa” hasta la guerra de 1967.
Mientras Netanyahu analiza alternativas para avanzar con su política segregacionista, la ola de violencia crece en Cisjordania, donde otros tres palestino murieron a manos del Ejército israelí.
El régimen de Tel Aviv promueve una escalada de violencia contra la población palestina en los territorios ocupados tras los hechos del pasado 13 de septiembre, cuando fuerzas de seguridad judías invadieron la mezquita Al-Aqsa de Jerusalén mientras cientos de árabes practicaban la oración.
Israel ha querido convertir ese recinto sagrado para los musulmanes en un Monte del Templo desde 1967, cuando ocuparon de manera ilegal la “ciudad santa” de Jerusalén y otras zonas de Cisjordania.
Los sionistas exigen el cambio de estatus del lugar porque ellos lo consideran santo para su religión, y en la víspera de la celebración del Año Nuevo Judío, que se conmemoró el pasado 15 de septiembre, instaron a la policía israelí a que expulsara a cientos de musulmanes palestinos de Al-Aqsa con granadas aturdidoras, para que los israelíes iniciaran sus festividades.
La irrupción de las fuerzas de seguridad produjo enfrentamientos entre los colonos judíos y palestinos, quienes salieron de la mezquita a defenderse con piedras de los ataques.
Desde entonces, la ola de violencia ha dejado 57 palestinos muertos -de ellos, más de una decena de menores- y unos tres mil heridos, mientras suman nueve los israelíes fallecidos.