Por Germán Celesia / Todas las encuestas, incluso las realizadas por Analogías – allegada al PRO y popularizada en las tapas de La Nación- coinciden en la primacía de Daniel Scioli por sobre Mauricio Macri y Sergio Massa de cara a las elecciones del próximo 25 de octubre. Y en ese escenario la estrategia de los dos principales diarios opositores es complementaria en cuanto a tratar de reducir el nivel de adhesiones alcanzado por el postulante del oficialismo en base a pronósticos agoreros sobre la economía, y denuncias periodísticas o de jueces afines, en especial en el caso de Clarín.
Otro recurso utilizado por Clarín el domingo 4 y La Nación el domingo 11 es encargar encuestas a empresas afines y publicarlas sin tomar en cuentas las particularidades del sistema electoral argentino, que no contabiliza votos en blanco o impugnados o a los ciudadanos “indecisos” a la hora de establecer resultados. Esta “picardía” les permite mantener latente la idea de que Scioli no llegaría por el momento a un nivel de adhesión del 40% de los votos necesaria – siempre que le lleve 10% al segundo- para acceder a la presidencia sin necesidad de segunda vuelta.
Decía Clarín el 4 de octubre: “Más ventaja de Scioli, pero la elección sigue indefinida”. Luego agregaba, ocultando la proyección de los votos no positivos: “El candidato oficialista retiene el 38,6% que obtuvo en las PASO. Y Macri baja a una intención de voto de 27,9%. Massa creció y está en 21,5%”. Dice por su parte La Nación del 11 de octubre, en un aparente “plagio” a su medio asociado: “Scioli lidera, pero aún no se asegura un triunfo en primera vuelta”. Y coloca al postulante del oficialismo en un 37,1%, pero reconoce con cierto disimulo que podría alcanzar el 42% proyectando los números del trabajo de la consultora Poliarquía. Director asociado de esa consultora de opinión pública es Ramiro Tagliaferro, esposo de María Eugenia Vidal, Vice jefa de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires y candidata a gobernadora bonaerense por Cambiemos. El matutino utiliza así la encuesta de una consultora afín al PRO, pero con eso solo no le alcanza y manipula los números para mantener las chances de forzar una “segunda vuelta” electoral y justificar un nuevo pronóstico de Joaquín Morales Solá: “Todo se decidirá en los últimos días”.
Claro que conspira contra esa estrategia de fomentar una polarización Scioli-Macri una pugna cada vez más virulenta – en lo discursivo – entre los dos frentes políticos que aspiran a protagonizar ese supuesto “mano a mano” con el FpV. Es que dos de las fuerzas que supuestamente adhieren a la idea del “diálogo” se cruzan con palabras poco amables en lugar de concentrarse – como les pide la prensa hegemónica – en criticar al oficialismo. El propio Massa aparece como el más “rebelde” frente a los poderes fácticos, ya que le asignaron como rol ser una suerte de receptor de dirigentes y votos de tradición peronista y en cambio pierde casi a diario a cuadros políticos y dirigenciales – el caso más resonante es el de la diputada Mónica López – y trata de sacarle votos a Macri para ser él quien llegue al balotaje. Para colmo, las encuestas recientes parecen indicar que tuvo algún éxito en esa empresa.
Conspirando contra el “orden” que pretende establecer la prensa hegemónica: “Macri y Massa calientan la pelea por el voto útil anti K “, afirma Clarín, buscando un costado positivo a la disputa. “Macri y Massa endurecen la pelea con la mira puesta en un ballotage”, dice La Nación, pero advierte que “pujan por los indecisos que podrían evitar un triunfo de Scioli en primera vuelta”, lo cual pondría en peligro la “esperanza” de balotaje que pretenden mantener abierta. Según Jaime Rosemberg, “se acabaron la diplomacia, la cordialidad y, por lo visto, también las buenas formas de la política”, que según los diarios opositores eran patrimonio opositor. Para Macri, «Massa no tiene posibilidades» y “lo convocó a trabajar juntos», dice La Nación. Y a todo esto, “Scioli aprovechó la pelea entre Macri y Massa y les pegó a los dos juntos”, titula Clarín, en obvio llamado al orden a los postulantes de la oposición.
Por las dudas, Clarín maximiza la supuesta “preocupación” de Estados Unidos por la “transparencia” electoral y su columnista Leonardo Míndez habla de “la noche que preocupa a Scioli y Macri”, adelantando aparentemente un nuevo intento por replicar el caso tucumano. Carlos Pagni, en La Nación, es más creativo e incluso especula con que algún abogado opositor podría aducir que el 40% que necesita Scioli para ganar en primera vuelta sería el porcentaje de votos totales y no sólo los “positivos” que marca la Ley Electoral.
Si todo lo anterior falla, siempre quedará el recurso de prever “una relación tensa con el cristinismo duro”, como sostiene La Nación. Por ahora, “La Cámpora busca sumar cargos si gana Scioli, pero por ahora no hay señales”. Además, como si fuera un artificio de campaña, habría un “equilibrio entre el cristinismo y el peronismo” por parte del postulante del oficialismo. “Scioli busca un mensaje de unidad entre el PJ y los K”, titula Clarín, e insiste de esa manera en esta idea recurrente que consiste en presentar al kirchnerismo como algo ajeno al Justicialismo, pese a la filiación de sus principales líderes políticos.