Por Germán Celesia / El cien por ciento de los sondeos de opinión, incluso los publicados en los medios que promueven un “fin de ciclo” kichnerista, anticipan una victoria del Frente para la Victoria en los comicios del 25 de octubre, tanto a nivel nacional como en la provincia de Buenos Aires. Un buen resumen nacional aparece en el sitio “Diario Sobre Diarios”, titulado: “Scioli supera los 40 puntos en siete de trece encuestas”. Según dice, “el candidato oficialista es el mejor posicionado en todas las mediciones y siete de ellas estiman que logrará el 40% necesario para aspirar a un triunfo en primera vuelta. De las restantes ninguna lo coloca a más del 2,5% de alcanzar esa cifra”. Es decir, la posibilidad de que Daniel Scioli sea el próximo presidente es muy concreta. Algo similar ocurre en la provincia de Buenos Aires, aunque se trata del distrito donde se vienen concentrando los mayores esfuerzos para tratar de desprestigiar a los candidatos del oficialismo, en especial a Aníbal Fernández, candidato a gobernador.
Por el lado del postulante a suceder a Cristina Fernández, desde la prensa hegemónica se pone en duda de manera constante sus capacidades como gobernante y se sostiene que estaría “condicionado” por el kirchnerismo. De hecho hoy Clarín coloca una declaración de Scioli al diario español El Mundo en la portada de su edición. Dijo el postulante del FpV: “No voy a ser un presidente de transición”. Según el diario, “fue un respuesta directa a los sectores del kirchnerismo duro que alientan el regreso de Cristina en 2019”, aunque ningún funcionario, dirigente importante o candidato de primer nivel dijo lo que sostiene Clarín, sino más bien el diario viene tratando de buscar declaraciones de personalidades o dirigentes afines al oficialismo y las presenta como si se tratara de la revelación de una estrategia maliciosa por parte del kirchnerismo. La Nación transcribe las declaraciones del candidato al El Mundo como si fueran de “Scioli al kirchnerismo”.
Este domingo, de hecho, desde los dos principales diarios opositores trataron de imaginar escenarios de catástrofe como consecuencia de esa supuesta falta de capacidad de gobernar: “El país podría asomarse a un De la Rúa peronista, que debe pagar la fiesta y que a la vez no podrá desobedecer a la líder del Frente para la Victoria sin correr el riesgo de romper la gobernabilidad”, dijo Jorge Fernández Díaz en La Nación. Ricardo Kirschbaum, en Clarín, se pronunció en el mismo sentido: “Estela de Carlotto rebajó un eventual triunfo de Scioli de la categoría de Presidente de la Nación a una nueva de Presidente de transición. Y aclaró: »A la espera del regreso de Cristina». La pretendida candidez política de Carlotto no es tal. Todo lo contrario. Habla de lo que realmente piensa el kirchnerismo duro, que descalifica a Scioli asignándole un papel menor al de un albacea. Y lo advierte, indirectamente, sobre lo que podría pasar si se aparta de lo que está obligado a cuidar”. Así, según esta teoría, los actuales conspiradores sostienen que en el futuro gobierno que el rol que hoy cumplen especialmente Clarín y La Nación sería transferido a otros actores políticos.
De la comparación entre la entrevista publicada por el medio español y los fragmento publicados surgen además algunos faltantes. Uno de ellos es la negativa rotunda del actual gobernador a instrumentar el “ajuste” que los medios dan por seguro más allá de quien ocupe la presidencia desde diciembre próximo. “No necesitamos ninguna medida económica que vaya a generar políticas de ajuste. Eso es lo que propone la oposición; nosotros proponemos acelerar la actividad económica sin perjudicar el consumo ni los ingresos de la gente”, dijo Scioli.
Este martes, Jorge Oviedo, columnista económico de La Nación, ahonda en esta teoría del “ajuste inevitable” en un comentario referido a una ampliación presupuestaria del actual gobierno. El título es: “Suman $ 8000 millones de gastos, que se pagarán con deuda y ajustes”. Es decir, suma el “regreso” a los mercados a las consabidas políticas de reducción del gasto público instrumentadas hasta diciembre de 2001.
Aníbal, el malquerido
Con una estrategia diferente, los medios dominantes tratan de desestabilizar al oficialismo en la provincia de Buenos Aires. En este caso a través de una “campaña sucia” en que la no se duda en acusar sin evidencias alguna al postulante del oficialismo de estar implicado en el narcotráfico. Desde el punto de vista conceptual, el extremo lo constituye una vez más el diario La Nación, quien en nota editorial de anticipa la constitución de un “narcoestado” en caso de que triunfo de Aníbal Fernández, usando una expresión popularizada por Elisa Carrió.
“República o narcoestado”, se titula esta suerte de proclama destituyente. “Si Aníbal Fernández llegara a la gobernación bonaerense, se habrá dado un paso decisivo para conformar un Estado dominado por el negocio de la droga”, afirma el diario sin un solo elemento que sustente semejante acusaciones, excepto el deseo de evitar un triunfo oficialista o de debilitar al gobierno provincial antes de que asuma. “A Fernández, quien también ha negado el avance del narcotráfico, lo persigue el fantasma de su eventual relación con la droga, que él siempre ha negado”, acusa el Matutino. Adicionalmente, Clarín, a través de Nicolás Wiñazki, habla de: “Otra polémica importación de drogas salpica a Aníbal Fernández”. Y luego reitera: “Aníbal Fernández está salpicado en esta nueva trama de drogas”, aunque en realidad el diario es quien trata de “salpicarlo” como en otros casos.
Julio Blanck, en su columna del domingo, habla de una “temporada de caza de votantes” y revela el sentido de todas las imputaciones desencajadas contra el candidato a gobernador. “Sobre Aníbal Fernández puede volver a caer lluvia ácida como aquella vinculada a la efedrina y el triple crimen de General Rodríguez, en un tiro de doble efecto porque pegaría en la elección nacional y en la de Provincia”. Es decir, afectar la voluntad de los votantes bonaerenses, para que ejerzan su derecho a elegir gobernantes condicionados por las operaciones de prensa contra los candaditos del oficialismo, es el objetivo inmediato de la ofensiva de La Nación y Clarín. Y sino, debilitar de antemano a quienes asuman en diciembre.