Raúl Castro y Obama intercambiaron saludos y se fotografiaron antes de reunirse a puertas cerradas en la sede de la ONU, donde asistieron a eventos de alto nivel.
El encuentro, el segundo que sostienen después del realizado en abril en Panamá, se enmarca en el proceso de acercamiento anunciado por ambos mandatarios el pasado 17 de diciembre, que llevó hace dos meses al restablecimiento de relaciones diplomáticas y la reapertura de embajadas en Washington y en La Habana.
Según detalló en conferencia de prensa el canciller cubano Bruno Rodríguez, coincidieron en la necesidad de continuar trabajando en la agenda bilateral fijada entre las dos naciones, la cual incluye áreas de beneficio mutuo y para terceros países, como el caso de Haití.
El diplomático ratificó la voluntad de su país de trabajar para construir “un nuevo tipo de relaciones” con Estados Unidos, basadas en “el respeto y la igualdad soberana”.
De acuerdo con Rodríguez, el presidente cubano también reiteró la necesidad del levantamiento del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos contra Cuba hace más de medio siglo.
“El bloqueo persiste en su totalidad, está en completa aplicación y no ha sido en lo absoluto modificado”, dijo el canciller y agregó que la marcha del proceso iniciado entre ambos países dependerá del levantamiento de esa política: “No abra normalización con bloqueo”.
El 27 de octubre próximo la delegación cubana presentará en la ONU el proyecto de resolución titulado: “La necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por EE.UU. a Cuba”, que año tras año recibe el respaldo casi total de la comunidad internacional.
Durante su discurso de ayer ante en la 70 Asamblea General de las Naciones Unidas, Castro exigió el fin del bloqueo, el cual ha causado graves daños humanitarios y económicos a Cuba, demandó la devolución del territorio ocupado por la Base Naval de Guantánamo, y el cese de transmisiones ilegales de radio y televisión hacia su país, como pasos necesarios para la normalización de relaciones con la nación norteamericana.
A su turno, Obama admitió que el cerco “ya no tiene cabida” e insistió en sus expectativas de que el Congreso norteamericano le ponga fin.