Por José Luis Ponsico / En medio del debate por la conducción de AFA, se cumplen 40 años de un hito: Luis Artime, extraordinario goleador de Atlanta, en la primavera del ´75 le pegaba duro a la AFA. Había sido máximo goleador de Atlanta, River, Independiente, Palmeiras y Nacional de Montevideo entre 1959/74.
Hace cuatro décadas, Artime aludió a la «burocracia» de la dirigencia de nuestro fútbol. El «9» del Mundial´66 -tres goles en cuatro partidos- «cayó en desgracia». Dirigió a Atlanta y nunca más fue contratado en la Argentina desde 1980.
«No sé si no tienen que quemar hasta los escritorios», dijo. No lo perdonaron. Padeció varios juicios por «calumnias» y se alejó del fútbol cotidiano. Sólo se lo puede ver en sus veraneos familiares en Mar del Plata, Balneario 12, con hijos y nietos.
Artime, cumplirá 77 años en diciembre, ante la consulta periodística, sostiene: «Pagué muy caro aquellas expresiones. Ocurre que muchos ex futbolistas, los ´60 y 70 pensábamos parecido, pero nadie se animó nunca a decirlo», suele comentar el goleador mendocino iniciado en Independiente de Junín.
Atlanta estaba en búsqueda de futbolistas del interior. El presidente León Kolbovsky tenía el dato de Luis Artime en club juninense. Fue a buscarlo en el ´58. Por promedio, Artime mantiene récord parecido al de José Francisco Sanfilippo, 80 años, siendo contemporáneos. Luis, 348 goles en partidos oficiales.
En Villa Crespo con él convivieron en célebre pensión de avenida Corrientes al 5500, Carlos Timoteo Griguol, su primo Mario y a partir del´61 Hugo Orlando Gatti que llegó de Carlos Tejedor provincia de Buenos Aires, con 16 años. Artime era un «gladiador» en el área rival. Pique, velocidad pura y olfato para los rebotes.
Admirador de Renato Cesarini -Artime uno de los fundadores del club rosarino que lleva el nombre del célebre «Tano»- junto a los hermanos Ermindo y Daniel Onega; también Jorge Raúl Solari, se recluyó en su negocio de la localidad de Moreno -«Como un monge tibetano», dice- hace más de treinta años.
Sus hijos Luis Fabián, ídolo en Belgrano de Córdoba en los´90, radicado en La Docta y Javier Gustavo, profesor de Educación Física con un ciclo cumplido en el Club Atlas de México, le dieron varios nietos. Y se dedica a su familia y los amigos.
Se retiró en el ´74, tres veces goleador del torneo uruguayo, tricampeón con Nacional de Montevideo, volvió a la Argentina, participó de reuniones, integró el llamado «Equipo de las Estrellas» que iba al Interior e hizo hincapié que «los futbolistas no cobraban sus contratos en término y los dirigentes se enriquecían», lo que le valió «el exilio.