Dilma Rousseff ratificó hoy el compromiso de su gobierno de continuar con los programas sociales, a pesar de las dificultades económicas que atraviesa Brasil, donde más de 157 mil personas perdieron sus puestos de trabajo en julio pasado, según el Registro General de Empleados y Desempleados.
Al intervenir en la inauguración de la primera estación de bombeo del colosal Proyecto de Integración del Río Sao Francisco, en Cabrobó, estado de Pernambuco, la presidenta dijo que el Ejecutivo realiza recortes, pero que “las áreas sociales no serán tocadas”.
“Atravesamos por dificultades presupuestarias y precisamos escoger los renglones que serán afectados, pero entre estos no están los programas sociales, como ‘Mi casa’, ‘Mi vida’ y ‘Brasil sin Miseria’, entre otros”, subrayó.
La mandataria señaló que trabaja «todo el santo día» para asegurar una mejora de la situación de los habitantes de la región del nordeste y que no tengan la obligación de dejar su tierra natal por falta de oportunidades. “Nos vamos a esforzar para acabar con la desigualdad”, agregó
Tras reconocer que falta mucho por hacer, recalcó que la administración busca garantizar derechos iguales para todos y, en tal sentido, destacó la entrada en operaciones de la primera estación de bombeo en Cabrobó.
Este centro de bombeo enviará el líquido por 45 kilómetros de conductos de hormigón a un reservorio con miras a aliviar los efectos de la severa sequía, aseveró.
Rousseff adelantó que la obra de transposición desde el río Sao Francisco, que contará con más de 600 kilómetros de canales, estará lista en 2016 y beneficiará a 12 millones de personas de 390 municipios de los estados de Ceará, Pernambuco, Rio Grande do Norte y Paraíba.
“Como dije en otras ocasiones, no es posible evitar la seca, pero el gobierno debe actuar para mitigar su impacto en la población”, indicó.
La jefa de Estado recordó que este proyecto fue iniciado por el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien nació en el nordeste y tuvo que abandonar su tierra para buscar trabajo en Sao Paulo.
“Con esta construcción vamos a llevar el agua a las casas, para regar la tierra, para atender el ganado y asegurar que no exista más pobreza en la región del nordeste”, enfatizó.
Se trata de un sistema de canales de concreto a cielo abierto que transportará el agua del río San Francisco para algunas grandes represas en la región semiárida, desde donde será redistribuida por los afluentes intermitentes, conforme la necesidad puntual, creándose la llamada «sinergia hídrica» en la región.