El presidente de Ecuador, Rafael Correa, rindió hoy homenaje a la gesta libertadora del 10 de agosto de 1809 y advirtió que la nación enfrenta un desafío ante los llamados opositores para intentar desestabilizar la democracia y la institucionalidad del país.
Desde el balcón del Palacio de Gobierno de Carondelet, el mandatario agradeció la presencia de miles de personas en la Plaza de la Independencia en respaldo a la Revolución Ciudadana, luego de la convocatoria de la oposición a un paro nacional el próximo 13 de agosto.
Correa afirmó que al igual que en los hechos del 30 de septiembre de 2010, cuando el pueblo rechazó los intentos de golpe de Estado y triunfó la democracia, el jueves “emergeremos adelante”.
En este sentido, consideró esencial que durante el paro opositor se radicalice el proceso revolucionario para que “las minorías que quieren imponer a la fuerza sus caprichos no pretendan intimidar a todo un pueblo”.
“Si quieren imponer su programa de gobierno nos vemos en las elecciones de 2017 y los volveremos a derrotar”, afirmó el mandatario y convocó a la ciudadanía a trabajar con “ahínco” y “entusiasmo” para “demostrar en paz y democracia pero con firmeza el repudio de la mayoría a prácticas pasadas”.
El presidente también adelantó que no se permitirá el cierre de carreteras ni la destrucción de bienes públicos porque “aquí se vive una democracia que prioriza la voluntad de las grandes mayorías constructoras de la Patria nueva”.
“Somos de la estirpe de aquella gesta heroica de 1809”, dijo Correa y agregó: “este día Ecuador celebra los 206 años del Primer Grito de Independencia, hecho que marcó el inicio del proceso de emancipación latinoamericana”.
La noche del 9 de agosto de 1809, un grupo de personas de la sociedad criolla de Quito se reunió en la casa de Manuela Cañizares para definir la estrategia para liberarse de la corona española. La Junta Soberana de Gobierno fue presidida por el marqués de Selva Alegre, Juan Pío Montúfar, y se eligió al obispo José Cuero y Caicedo, como vicepresidente.
En las primeras horas del 10 de Agosto, Antonio Ante, secretario de la Junta, comunicó a Manuel Urriez, conde Ruiz de Castilla y presidente de la Real Audiencia de Quito, que la Junta de Gobierno lo relevaba de sus funciones en nombre del rey Fernando VII, pero por criollos.
Unas horas más tarde, en la sala capitular de San Agustín, el obispo Cuero y Caicedo presidió la sesión en la que se firmó la primera Acta de Independencia Hispanoamericana y se conformó el primer gobierno criollo presidido por Juan Pío Montúfar.
La Junta estuvo al mando sólo algunos meses. La corona española retomó el poder e inició una violenta persecución que desembocó en el encarcelamiento y matanza de los patriotas, el 2 de agosto de 1810.