Por José Luis Ponsico / Tras el encuentro entre Boca y Unión en La Bombonera, Agustín Orión quedó muy mal parado ante la sociedad. La jugada que protagonizó el arquero derivó en penal a Lucas Gamba, y el “1” sumó una nueva expulsión. Ganaba Boca y todo cambió.
Los antecedentes del ex arquero de San Lorenzo y Estudiantes de La Plata no lo favorecen. Tres veces expulsado en quince partidos: Temperley, San Martín de San Juan y ahora, Unión.
Orión, de 34 años, es considerado un futbolista experimentado. Posee una personalidad fuerte desde sus comienzos. En Boca tuvo serios conflictos con dos de sus compañeros.
Leandro Paredes estuvo 40 días sin poder jugar por un golpe severo que Orión le aplicó desde atrás. Quizás, una broma del juvenil, llevó al arquero a su ira circunstancial. Julio Falcioni era el técnico en ese entonces.
Hace poco más de un año, mantuvo un duro entredicho con Pablo Ledesma. Según trascendió, el corpulento Orión, golpeó al mediocampista, quien poco tiempo después, se sumó a la “no renovación” de contrato, como Juan Román Riquelme.
Orión, era destacado hace tres años por el diario «El País» de Montevideo, allí, se lo eligió como «Mejor arquero de América». Titular indiscutido con todos los entrenadores citados.
Mientras que el diario uruguayo lo destacaba años atrás, hace unos meses, fue también un jugador oriundo del país vecino quien lo criticó por provocarle una fractura, el “9”, Carlos Bueno.
En los´50, el gran Amadeo Carrizo, arquero de River, fue uno de los convocados a la selección nacional junto con Julio Elías Musimessi de Boca y Rogelio Domínguez de Racing, durante cinco destacados años.
En el Mundial de Suecia´58, Carrizo fue titular. Checoslovaquia le hizo seis goles al seleccionado. Amadeo durante dos años vivió el escarnio.
Carrizo, en el´64, resultó una de las figuras de la «Copa de las Naciones». En ese torneo, Brasil superó Portugal, al «scracht» local e Inglaterra. En el´68 estuvo ocho partidos con el arco invicto.
Tenía 42 años y repetía lo que había vivido diez años antes: «El puesto de arquero es el más ingrato del fútbol», decía. Hoy, con 89 años, en su residencia de Villa Devoto, sigue pensando lo mismo.