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Por José Luis Ponsico / Nunca antes el club Boca Juniors tuvo una contienda política tan fuerte. En el actual escenario hasta «está en juego» una candidatura a la Presidencia de la Nación, si se tiene en cuenta las aspiraciones de Mauricio Macri por Propuesta Republicana.
Ocurre que Macri es el jefe político de Daniel Angelici, titular del club de la Ribera con aspiraciones -no explícitas- para postularse a la reelección en diciembre venidero. El operativo vuelta de Carlos Tévez tiene una clara connotación de necesidad política, dicen sus opositores.
En la vereda de enfrenta se ubican por carriles distintos Víctor Santamaría, de sesgo kirchnerista y el vice presidente José Beraldi que en su momento pregonó la vuelta de Guillermo Barros Schelotto, como entrenador. Ahora, promueve la vuelta de Juan Román Riquelme.
«La Bombonera» mítico estadio que cumplió 75 años desde su inauguración en menos de una semana tuvo aristas encontradas. En la despedida, homenaje, a Sebastián Battaglia, apenas el público divisó a Riquelme, se pronunció contra Angelici. El clásico «Angelici botón… Angelici botón».
Lo ubican al presidente del club como la persona que no hizo el esfuerzo para renovarle el contrato a Riquelme en junio 2014. Y Boca entre agosto del año pasado, enero de este año y ahora con el «Apache» Tévez estaría gastando 30 millones de dólares en quince futbolistas.
Algunos ya se fueron como Daniel Osvaldo y Marcos Torsiglieri. Tampoco renovó Guillermo Burdisso. Ni siquiera en tiempos del influyente Alberto J.Armando, Boca tuvo un presidente con aspiraciones de jefe de Estado. Hoy, los ídolos están en veredas distintas.
Como suele ocurrir -no siempre- los éxitos deportivos determinan futuros destino u objetivos cumplidos. En diciembre 2011, sin embargo, Boca ganó el torneo Apertura con Julio Falcioni como director técnico y Riquelme lesionado y el titular Amor Ameal perdió las elecciones. Nada es una línea recta. Menos en el fútbol argentino.