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Por José Luis Ponsico / En el fútbol la mayoría sabe que no se gana con los nombres ni trayectorias. Desde hace mucho los jugadores también dependen de planteos, de avatares del juego. River no pudo con Temperley llegado del ascenso.
La cuestión táctica y física «interfiere» en la mayor técnica, habilidad y capacidad rival. La de los papeles. Temperley hace treinta viajó al Monumental y cayó 6 a 1. Ricardo Rezza, mucho oficio como director técnico lo sabía.
El «gasolero», dos líneas de cuatro, apenas separadas. Marca, anticipo, relevos. Mucho anticipo y salir «de contra». Algo conocido cuando juegan «David versus Goliath». En cualquier latitud.
En el segundo tiempo, línea «de cinco» para trabar todos los intentos de River. Ninguna «pared» entre Fernando Cavenaghi y Javier Saviola. Aislados Lucas Boyé y Sebastián Driussi. Sin ganar en el mano a mano. Por el otro lado, los hilos los manejó Fabián Sambueza, hermano del ex River. Rubens diez años en México apodado «el Caño». Todo dicho
El gol de River llegó por un soberbio tiro libre de Ramiro Funes Mori, «estuve practicando mucho en el receso», dijo. «Le pegó un fierrazo como le pegaba Daniel Passarella», se escuchó en el palco.
No del lado del «oficialismo» precisamente. Hace treinta años Temperley vivió pesadilla en cada avance de Enzo Francescoli, Claudio Morresi, Héctor Enrique, Luis Amuchástegui; subidas de Roque Alfaro. En el segundo tiempo entraba Néstor Gorosito. Era fiesta. River hacía valer nombres, apellidos, juego, calidad, planteo. Ahora, no pasa. Le cuesta romper defensa que son vallados.
La gente de River concurrió -buen número- pensando en «una sinfonía». Apellidos ilustres doce años más tarde ante adversarios que «muerden» y cuando la tienen «juegan». Todo cambió. Más táctica menos lucimiento.
Un juvenil tucumano, Gabriel Esparza -a préstamo de San Lorenzo- de pique corto y mucha astucia en la definición, hizo el gol del empate y las mejores jugadas del visitante. Diseñado por Rezza, un «zorro viejo».
Con los espacios que dejaba River en sus vanos intentos. Ninguna ley prohíbe defender con mucha gente y salir rápido para tomar mal parado al adversario. Así jugó Temperley. Y no le fue mal.
River deberá -quizá- revisar planteos. Los rivales lo estudiaron mucho. El equipo de Gallardo no pudo con Olimpo, ciclo anterior a la Copa América. Ahora, tampoco con Central, Tigre y ahora «el celeste» del Sur.
Antes, sino ganaba por abajo, lo hacía por arriba. Para el torneo local el técnico entrenador inteligente- ensaya jugar con tres en el fondo, soltar laterales volantes y llegar por afuera. Así, trascendió ahora.