“Lo que Alemania está haciendo hoy, insistiendo en que los Estados sigan en la penuria bajo los mecanismos que el propio Berlín está ignorando, socava la democracia europea. Alemania es realmente el mejor ejemplo de un país que nunca ha pagado su deuda externa. Ni después de la Primera Guerra Mundial ni después de la Segunda. No está en condiciones de dar lecciones a otros países“, argumentó el economista.
Como ejemplo básico Piketty mencionó el Acuerdo de Londres de 1953, que anuló más de un 60% de la deuda externa alemana acumulada tras las dos guerras y reestructuró sus deudas internas. Al terminar la Segunda Guerra Mundial en 1945, la deuda de Berlín se posicionó en más del 200% de su PIB, recuerda el economista.
Una década más tarde la deuda pública de Alemania del Oeste era de menos de un 20%. “Nunca hubiéramos logrado esta reducción increíblemente rápida de la deuda con la disciplina fiscal que hoy recomendamos a Grecia”, destacó el economista.
Según subrayó, hay dos maneras claves de pagar las deudas, y no solo una, tal como Berlín y París hicieron creer a los griegos. Uno de estos métodos lo puso en práctica el Imperio británico en el siglo XIX, después de sus costosas guerras con Napoleón.
Londres llevó a cabo una estricta disciplina presupuestaria: durante más de 100 años dedicó entre un 2% y un 3% de su economía a repagar sus deudas, más de lo que destinaba al sistema de educación. La estrategia funcionó, pero requirió un tiempo extremadamente prolongado, puntualiza Piketty, y condena el hecho de que este mismo “método lento” es el que recomiendan a Grecia.
El segundo método es mucho más rápido y Alemania lo probó en el siglo XX, insistió el economista. Según él, el llamado ‘milagro económico alemán’ estuvo basado en tres pilares: la inflación, un impuesto especial a las fortunas personales y el mismo tipo de “alivio de la deuda” que hoy se le niega a Atenas. “Europa fue fundada basándose en el perdón de la deuda y la inversión en el futuro. No en la idea de la penitencia sin fin. Tenemos que recordar esto”, insistió.
Abordando el tema del ‘grexit’, Piketty advirtió que desataría una reacción en cadena. “Si empezamos a expulsar Estados, la crisis de confianza en la eurozona solo se agravará. Los mercados financieros se dirigirán inmediatamente hacia otro país.
Esto daría inicio a una agonía eterna: bajo su presión, nos arriesgamos a sacrificar en el altar de una irracional política conservadora de austeridad el modelo social europeo, su democracia y, al fin y al cabo, su civilización”, concluyó el economista.
Desde su punto de vista, la solución podría ser crear una nueva institución europea, quizá un comité dentro del Parlamento Europeo, que determine el déficit de presupuesto máximo permisible para prevenir el rebrote de la deuda. “Las decisiones presupuestarias no deben estar fuera de alcance de las legislaturas”, subrayó.