Por Germán Celesia / Antes de los comicios, Laura Serra, en La Nación, afirmaba: “Scioli no tiene otra cosa en mente que sacar la mayor distancia posible de su inmediato competidor, el líder de Pro, Mauricio Macri, antes de las elecciones primarias del 9 del mes próximo. Hoy las encuestas nacionales le otorgan una intención de voto que varía entre los 33 y los 39 puntos; su obsesión es superar la barrera de los 40 puntos en las primarias”.
“En ese camino, un mojón importante son las elecciones de hoy en distintos puntos del país: para Scioli, sus resultados serán condicionantes para mantener en alto la sensación de triunfalismo anticipado que logró instalar en torno a la fórmula presidencial que comparte con el ultrakirchnerista Carlos Zannini”, decía. Así, implícitamente ataba la suerte del postulante del oficialismo a la de los comicios provinciales de ayer.
Leonardo Mindez, en Clarín, ponía en duda que alcanzara ese objetivo de cara a las presidenciales. Hablaba de “la batalla presidencial, en la que todavía aspira a triunfar en primera vuelta”. Según decía, “Scioli necesita hacer sciolismo y convencer al votante porteño de que es algo más o algo distinto al kirchnerismo”.
Anticipaba Ignacio Mir, en Clarín, “a pesar de que no está en juego ningún cargo de jurisdicción nacional, será un domingo que dejará marca en el paisaje político de toda la Nación. Por incidencia directa o por omisión en cada una de las elecciones, la suerte de los presidenciables será modificada por lo que ocurra hoy”.
Ya en los diarios de este lunes, y con el resultado puesto, dice el editor de Clarín, Eduardo Aulicino: “Para armar su único festejo de la jornada, la primera línea y Daniel Scioli debió viajar a La Rioja”, como si hubiera estado obligado a triunfar en el distrito porteño el cordobés, donde ejerce la oposición. Ricardo Kirchsbaum habla de “votos locales de impacto nacional”. La Nación coincide al decir que el del PRO fue “un festejo de alcance nacional”, lo cual ratifica la idea de tratar de dar dimensión nacional comicios provinciales.
En La Nación, Carlos Pagni afirma que el postulante del oficialismo tendrá que sumar al mandatario cordobés electo, y dejar atrás, claro, al kirchnerismo, aunque a costa de enfrentarse con su propio compañero de fórmula. “Para Scioli la conquista de Schiaretti es relevante porque le permitiría sintetizar a casi todo el peronismo, iniciando un ciclo en el que los Kirchner van quedando atrás. Pero en el caso de Córdoba, ese movimiento tiene un atractivo específico: irritar a Carlos Zannini, que se odia con De la Sota a un punto tal de haber intentado incendiarle la provincia”. Según Pagni, “mientras va cayendo en la cuenta de que puede ir emancipándose de su jefa, Scioli hace microexperimentos de autonomía con Zannini”.
Joaquín Morales Sola, en la Nación, se atreve a caballo de los comicios porteños a poner en duda los sondeos de opinión que indican un probable triunfo del oficialismo nacional. “Ayer se comprobó la teoría de Ernesto Sanz: el gobierno de Cristina Kirchner gana en las encuestas y pierde en las elecciones”. Está claro que ese es un deseo generalizado de la prensa hegemónica y la oposición política.