Por Germán Celesia / Clarín, como antes La Nación, agita un extraño “golpe de Estado”. Lo curioso es que el “golpe” ficticio no sería contra los poderes democráticos del Estado argentino sino contra el único que no lo es. El sentido obvio es establecer una alianza entre el “cuarto poder”, un poder “de facto”, y el Judicial, para evitar que los otros adopten las decisiones que consideren adecuadas para el presente y futuro de nuestro país.
Además, motiva esta ofensiva mediática la necesidad de crear un clima de incertidumbre que mejore las chances de los candidatos proclives a instrumentar un “fin de ciclo” kirchnerista que vuelva a colocar a nuestro país en un lugar similar al que tenía en la década del ‘90, cuyo final de ciclo se produjo en diciembre de 2001.
Este domingo 5, Eduardo van der Kooy, columnista de Clarín, habla de un “golpe a la Justicia” en el título de su artículo, y luego arma una historia calumniosa sobre el gobierno nacional. “Cristina Fernández y Carlos Zannini están desarrollando un golpe contra el Poder Judicial. El calificativo no es desmesurado: operan sobre estamentos judiciales clave y lo hacen amparados en normas viciadas de ilegalidad. Nada más parecido a la instrumentación de alguna de las asonadas militares que, sin violencia ni sangre, sufrió la Argentina en su historia”, afirma.
Esta nueva “embestida” de Clarín, resultado del fracaso de diversas operaciones de la prensa opositora para mantener o remover magistrados según su posición política, sobrepasa un poco más los límites que ya había atravesado el multimedios, y lo coloca a la par de la desmesura de Joaquín Morales Solá, quien el 15 de abril pasado había titulado su columna en La Nación: “Un golpe en marcha contra la Corte Suprema”. Allí acusaba a la Jefa de Estado de pretender “voltear a la Corte Suprema con el pretexto de un enojo”. El 26 de abril, Julio Blanck, en Clarín, demostraba una vez más la propensión a tejer historias sin el más mínimo sustento, al pronosticar que Carlos Zannini, hoy precandidato a la vicepresidencia del oficialismo, se transformaría en miembro de una Corte Suprema con más integrantes.
En el invento más actual de Clarín, “el golpe kirchnerista en curso” incluiría no sólo el nombramiento de nuevos jueces sino también la remoción de los actuales. Con esta apuesta doble, resulta bastante obvio que la prensa hegemónica “golpea la puerta de la Corte”, por usar una metáfora orientativa, para que la cúpula de ese poder del Estado se enfrente contra los poderes democráticos del Estado con el Grupo Clarín, La Nación y diversas corporaciones como aliadas.
Julio Blanck, en su artículo del domingo, sostiene que en realidad el gobierno “invade y ocupa la Justicia” para “controlar” a Daniel Scioli, candidato a la sucesión por el oficialismo. “Consolidada la noción de que Cristina no tendrá diputados ni senadores suficientes para ejercer un monitoreo inmovilizador desde el Congreso sobre la eventual presidencia de Daniel Scioli, la verdadera operación de protección y control a futuro es el desembarco y ocupación de puestos clave en la Justicia por parte de adherentes kirchneristas”, afirma.
Para el columnista, “hoy ya se sabe que aún en la mejor de las elecciones soñadas, coronando a Scioli presidente, el kirchnerismo puro no será más de un tercio del futuro bloque de diputados, ni más de un sexto de la bancada de senadores. Esa es la tropa incondicional con la que contará Cristina después de diciembre. El resto será abrumadoramente peronista, como ha sido hasta ahora. Una mayoría siempre dispuesta a sumarse al liderazgo de quien ocupe el sillón del presidente y maneje el destino de los fondos públicos”.
Así, el diario se entusiasma con la posibilidad de que haya un “kirchnerismo” en minoría. Pero por las dudas, el diario no elimina de las supuestas atribuciones del vicepresidente el “condicionamiento” del eventual Jefe de Estado. “Zannini habló y le marcó la cancha a Scioli”, afirma el diario. En La Nación, Jorge Fernández Díaz hace un esfuerzo por eliminar límites éticos en el oficialismo, que le permitirían avanzar en esa dirección supuesta por los medios opositores. “Priman en el kirchnerismo algunas ideas tristemente conocidas: el fin justifica los medios, la verdad no importa si no es funcional al proyecto». Así, en los diarios opositores se impone una “verdad” donde priman los intentos de “golpes” permanentes imaginados por sus principales columnistas.