La víspera, sendas manifestaciones contra el gobierno recorrieron calles del centro histórico de Quito y protagonizaron trifulcas con la policía en un intento de llegar hasta el palacio de gobierno Carondelet.
En la Plaza Grande, frente a la sede de gobierno, estaban concentradas miles de personas en apoyo a la gestión de Correa, quien en su discurso informó que al menos cuatro agentes resultaron heridos por la violencia opositora.
Desde el balcón de Carondelet el mandatario alertó acerca de planes golpistas, y denunció que los alcaldes opositores de varias ciudades del país planifican una gran marcha sobre Quito para los próximos días.
El estadista retó a la oposición que busca sacarlo del poder con métodos golpistas, a derrotarlo por la vía electoral en los comicios de 2017.
¿Quieren fuera a Correa? Consíganlo en las urnas, aseveró ante miles de personas congregadas en la Plaza Grande.
Estamos listos para defender a la Revolución Ciudadana, pero no lo haremos con violencia, sino con paz y en democracia, recalcó el jefe de Estado frente a la multitud que coreaba consignas de reafirmación al proceso que ya cumple ocho años.
Subrayó que la oposición no quiere llegar a las elecciones de 2017 porque sabe que será derrotada nuevamente.
De forma sincrónica, sendas concentraciones de la oposición salieron de El Arbolito y la Caja del Seguro, citadas por el asambleísta Andrés Páez y el Frente Unido de Trabajadores, respectivamente.
Correa advirtió que existen claros indicios de que sectores golpistas tendrían planes para tomar el Palacio Presidencial tras aprovechar las protestas convocadas desde el centro y el sur de Quito.
El presidente recordó que aunque retiró temporalmente los proyectos de ley de Herencia y Plusvalía -supuestos detonantes de las protestas iniciadas el 8 de junio pasado-, la oposición quiere romper con la democracia.
Desde principios del mes anterior comenzaron las marchas opositoras en Ecuador, después que el Ejecutivo envió a la Asamblea Nacional dos proyectos de ley sobre el aumento de impuestos a la herencia y la plusvalía, que afectaría a menos del dos por ciento del sector más rico.
Para mantener la paz -cuando queda poco para la llegada al país del Papa Francisco del 5 al 8 de julio próximo- Correa sacó temporalmente las propuestas y convocó a un diálogo nacional; pero los contrarios al gobierno no hacen caso de tales esfuerzos y continúan con las protestas.