Por Germán Celesia / El domingo 28, Clarín pronosticó una “polarización entre Mauricio y la Presidenta” que “podría agudizarse” en el transcurso de la campaña por las Primarias que terminarán de definir las candidaturas presidenciales de todos los frentes políticos. Luego de ese anuncio, se produjo una suerte de “vacío informativo” respecto de la campaña presidencial de Daniel Scioli y una agudización de la operación llevada adelante por la prensa hegemónica para tratar de utilizar al Poder Judicial como freno a las iniciativas de los poderes democráticos que no son del agrado de las corporaciones.
El punto máximo de esta nueva ofensiva del multimedios probablemente lo constituya un artículo publicado hoy con firma de Claudio Savoia titulado: “Un despertador para Lorenzetti”, que hace referencia a una carta enviada por un grupo de funcionarios judiciales en que piden al presidente del máximo tribunal de Justicia que impida la aplicación de los procedimientos establecidos por Ley de la Nación para el nombramiento de jueces, es decir, que actúe como su tuviera poder de “veto” sobre las decisiones de los representantes del pueblo.
El detonante de la carta fue el reemplazo de un juez – Luis María Cabral – que cumplía irregularmente una suplencia, por otro designado por el Consejo de la Magistratura, donde tiene representación abogados y jueces, además de representantes de los poderes democráticos. “La Corte le sacó el cuerpo a las escaramuzas. Pero el agua sigue subiendo, y podría haber muchos más Cabrales. La carta de los jueces penales es un despertador para Lorenzetti. Que difícilmente pueda no oír”, advierte el hombre de Clarín. Difícilmente un simple periodista pueda acusar a la máxima autoridad del Poder Judicial de “dormirse” ante supuestos avances sobre su área de influencia y advertirle que “difícilmente puede no oír” los llamados para que intervenga.
Lo que subyace en esta campaña, de la que toma parte activa La Nación, es la presión de la prensa hegemónica para que el Poder Judicial “polarice” con Presidenta y la hostigue con causas judiciales que por lo menos afecten su imagen pública en un año electoral que según las encuestas publicadas resulta por el momento favorable al oficialismo. Sobre una de ellas – el acuerdo con Irán – podría haber llegado el momento en que Cabral emitiera un voto, pero sólo en caso de que se le hubiera renovado la suplencia que ejercía en el tribunal de Casación Penal.
“Advierten a Lorenzetti por fallas en la designación de los jueces”, es el título de La Nación a una nota de Hernán Capiello sobre el mismo tema. El periodista había sido autor de un insólito artículo en el que aseguraba que un “agente de La Cámpora” había sido “nexo” con Irán, según la insólita denuncia presentada por el fallecido fiscal Alberto Nisman, la cual fue rechaza por inverosímil en todas las instancias judiciales en las que se presentó. El “agente” ni siquiera pertenecía a la inteligencia del Estado, detalle que Nisman no se molestó por comprobar en la ex Side y que el hombre de La Nación tampoco chequeó en fuentes oficiales.
A su vez, en el mismo sentido que Savoia, La Nación publica una columna de Carlos Pagni titulada: “En el camino siempre aparece la necesidad de ir por la Corte”, donde insiste en la necesidad de enfrentar al máximo tribunal con Cristina Fernández.
“La Corte y la Casa Rosada juegan al póquer. Los máximos jueces del país saben que la señora de Kirchner pretende abrir una negociación para ampliar el tribunal y disolverlos en una nueva composición pactada con la oposición”, advierte Pagni.
Luego insiste en el argumento de que podría iniciarse una persecución judicial sobre la Jefa de Estado y su familia, y trata de involucrar al principal candidato a sucederla: “Scioli guarda bajo siete llaves el nombre de un penalista al que querría ver en el máximo tribunal. Es una preferencia odiosa: ese juez debería encabezar con su voto las sentencias de su especialidad. Y, ya se sabe, la especialidad que más desvela a la familia Kirchner es la penal”, advierte.