Por Germán Celesia / Sindicatos opositores al gobierno nacional realizan hoy un paro de transporte, acompañado de barricadas en los principales accesos a la ciudad de Buenos Aires. Los medios hegemónicos que tratan de forzar un “fin de ciclo” kirchnerista justifican la medida para disparar contra el gobierno nacional.
Dice Clarín que el paro “es en reclamo de paritarias libres y por el impuesto a las Ganancias”. E Ismael Bermúdez, en una columna basada en el informe de una consultora privada, trata de unir las dos cuestiones. “Este año el Gobierno recaudará por Ganancias sobre los trabajadores en relación de dependencia $ 32.500 millones más que el año pasado. Esto representa un aumento de 40,6%. Pero lo llamativo es que esta suba está 13 puntos por encima del techo salarial de 27% fijado por el Gobierno para las negociaciones paritarias”, dice. Así, realiza una proyección hipotética y la compara con un tope supuesto sólo para tratar de presentar como hostil a los trabajadores al gobierno que más hizo por los asalariados en las últimas dos décadas, tanto en términos de ingresos como de condiciones de trabajo.
Pero un elemento relevante es que ese “tope” en las mejoras salariales pactadas en paritarias no existe en la Ley promovida y aplicada por el kirchnerismo. Tampoco tiene cuerpo en los discursos de los funcionarios del gobierno, quienes ante la insistencia periodística negaron una y otra vez la existencia de esa traba a las mejoras salariales, más allá de que algunas organizaciones debieron apelar a acuerdos especiales con la patronal, por encima de lo homologado, para alcanzar los porcentajes reclamados.
«Las paritarias son libres y no tenemos instrumento para ponerle techo», dijo el ministro de Economía, Axel KIcillof, según refleja sin ir más lejos el diario Clarín en su edición del 6 de mayo, con el título: “Kicillof niega que haya techo a las paritarias, pero insiste con la inflación de 24%”. Alli el diario trataba de presentar las dos partes del título como si fueran contradictorios. Ese recurso de contraponer el porcentaje de aumento salarial con el índice de precios al consumidor ya estaba presente, por ejemplo, en la edición de Ambito Financiero del 27 de abril, en una nota titulada: “Tomada negó que el Gobierno haya fijado techo del 22% en paritarias”. El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, había dicho que “no hay una directiva de la Presidenta” respecto de ese porcentaje de incremento.
Pero ese 22%, que luego Clarín y otros medios subieron convenientemente al 27%, fue superado por la mayoría de las organizaciones sindicales que ya cerraron sus paritarias. Sin ir más lejos, los trabajadores aceiteros. Y aún en ese caso, la prensa opositora insistía en sostener la supuesta existencia de ese tope salarial. “Tomada admitió que los aceiteros perforaron el 27 y el gremio dio detalles de cómo llegaron al 36%”, titula hoy El Cronista, en lugar de informar, sencillamente, que el incremento salarial había alcanzado la más alta de esas dos cifras. En términos objetivos, si fue o no el 36% puede corroborarse leyendo la letra del acuerdo entre trabajadores y empresarios, pero el supuesto tope se deduce sólo de afirmaciones de los medios, ya que Tomada habló de 27,8% y nunca mencionó la existencia de un “tope”
El mismo recurso de Clarín es presentada en su portada por La Nación, medio que tradicionalmente defiende los intereses de los grandes empresarios. “El tope a las paritarias lleva hoy al paro al sindicalismo opositor”, titula. Y agrega: “Es impulsada por los gremios del transporte, que rechazan la pauta del Gobierno”. En el interior de la edición impresa, Nicolás Balinotti es el firmante de la operación contra el gobierno nacional. “Como nunca antes, quedó en evidencia la intromisión del Gobierno en las negociaciones entre empresarios y sindicalistas para establecer un techo de 27%, o poco más, a los incrementos salariales”, afirma, pero su acusación se asienta en bases pantanosas, ya que la supuesta “Intromisión” no se corrobora en palabras ni hechos. Un adagio recurrente del periodismo tradicional dice: “Los hechos son sagrados, las opiniones libres”. En este caso, las opiniones profanan aquello que era considerado inmodificable por los propios medios opositores.