Por Agustina Pan / Tuve la fortuna de nacer en un tiempo diferente. Donde un gobierno me permitió recorrer la historia de una manera distinta. Bajar las vendas para entender que cambian los modos o las formas pero no la esencia. Que las elites dominantes jamás dejaran sus privilegios y que esos se enfrentan siempre, indefectiblemente, a los sectores populares. Desde la constitución de la patria, con el control del puerto, hasta hoy.
El conservadurismo es una estructura presente en todo el proceso. Conservar y mantener sin cambios las relaciones de producción y acumulación su principio básico.
Sociedad de dominantes y dominados es lo que proponen y ya no de manera silenciosa. Es eso lo que objetivamente logro romper la irrupción del peronismo. Con Perón, Eva y el movimiento obrero activo.
Pero como los tiempos cambian también cambian las formas y después de sesenta y cinco años de que se nos considere a las mujeres con el mismo derecho a decidir nuestro destino vemos como el modelo cultural sigue estando vigente en cada femicidio.
Sabemos que ha habido grandes avances del estado en el abordaje de esta temática, pero también sabemos que la solución va de la mano de un CAMBIO CULTURAL. El cual nada tiene que ver con un planteo político u económico. No alcanza con escribir exultantes notas periodísticas al respecto o con hacer charlas abiertas a todo el público. En su psiquis la mujer es la primera que sostiene esta forma de vincularse con las estructuras de poder que detenta el hombre. La huella cultural nunca se extingue sola.
La cuestión está vinculada a caminar, a adentrarnos a lo más profundo de estas realidades y de manera integral penetrar en los ámbitos donde se esconde esta violencia que a veces se disfraza de amor incondicional y no es otra cosa que coerción psicológica.
Sí! Hay que aprovechar las herramientas del estado para abordarlo. Hay que buscar la masividad del mensaje, hay que llevar las herramientas con las que contamos y reproducirlas, como es el arte y la cultura y encontrar las grietas por las cuales podemos introducirnos en aquellas poblaciones afectadas, para facilitarle salidas posibles. Pero también hay que involucrarse, meterse, no hacerse el distraído, y no creer que la decisión es de la mujer. Porque la decisión en ese caso no es de ella. Las imposibilidades son del dominado, pero no las posibilidades de elegir otra opción.
El cambio cultural viene de la mano de otros cambios relacionados a los patrones de consumo, a los modelos familiares, a lo aceptable sociablemente. Porque aquello que se establece como racional o razonable se instala como una NO problemática o como un problema del ámbito privado. Y sí es del ámbito privado, socialmente esta aceptado que un periodista espíe porque eso vende, pero el vecino escucha los gritos y no intenta ni siquiera ayudar porque “de la puerta para adentro” cada uno… hace lo que quiere…o ¿lo que puede?. Un principio liberal que es imperioso desterrar.
Pero ¿por qué creemos que hemos avanzado si el candidato más votado en santa fe propone solucionar los conflictos golpeando a los más débiles? ¿Se equivoco? ¿O todavía permanece esta forma de ver el mundo por más cantidad de gente que la que creemos?
El 7 de mayo nacía Eva Duarte, impulsora de grandes transformaciones. Entre ellas fue parte y encabezo luchas sociales para institucionalizar los cambios culturales. La mujer logro conquistar derechos mientras su rol cambiaba vertiginosamente y con ella la sociedad argentina del 50. El sufragio femenino le puso fin a una necesidad y nació un derecho, y Perón lo institucionalizo. Las mujeres no formaban parte de la política, y no podían elegir ni ser elegidas. Ellas revolucionaban el hogar, amaban, formaban y educaban a aquellos que tomaban las decisiones pero no podían elegir: comprensible. El modelo de las elites dominantes también consideraban subalternas a las mujeres. Hoy podemos ver como conducen las mujeres en Latinoamérica. Cristina; Dilma y Michel. Llegan a lo mas alto, porque son las que mejor interpretan las necesidades y los deseos de las sociedades. Y aun asi : la paradoja. La violencia hacia nuestro genero se multiplica. ¿ será que nuestros deseos, nuestras fortalezas y nuestro amor supera tanto a la del hombre que estos se canibalizan por su propia impotencia al no poder trascender, amar y desear como lo hacemos nosotras?
La política es un ámbito de confrontación para cualquiera. Los hombres fueron los primeros en desempeñarse en este ámbito y en ocupar estos espacios.
El hecho de que exista un cupo para las mujeres significo un recorte de los privilegios y la ultima ruptura del status quo que detentaban. En esta teoría, que intenta no ser una declamación feminista sino que habla de una problemática de nuestro genero a la hora de discutir espacios de poder real, no podemos llegar a los mínimos de representación ni aun con una ley que nos ampara. Por ejemplo en el senado de la provincia de Buenos Aires, de un total de 46 bancas solo el 23% pertenece a senadores de sexo femenino y el 72% es de sexo masculino y las proporciones se repiten en la cámara de diputados de un total de 92 bancas podemos observar la misma distribución.
¿Cambiar las reglas de juego fue cambiar el juego?
Aunque haya una ley que vele por proporcionalidad de género, aunque el Estado ponga organizaciones públicas a disposición de la defensa de nuestro género, si el rol de la mujer no cambia desde lo simbólico, lo cultural, la construcción del discurso, desde los hábitos, y desde la perspectiva que seamos nosotras mismas. Ser nosotras las que trabajamos codo a codo con los hombres. Sera siempre superior a cualquier problemática de género. Esa mujer que sepa combinar el objetivo del para que, es nuestro activa participación en politica .Siguiendo la impronta de nuestra presidenta : restituir derechos, profundizar el rol de redistribución de justicia de nuestro estado, achicando la brecha éntre los que tienen y los que no.
Nos da la fenomenal importancia de la visibilizacion en un proyecto común que no habla de géneros sino de objetivos. Y es nuestra responsabilidad ideológica demostrar que quien este dentro de este proyecto nacional y popular tendrá también que pensar nuevamente su mirada de la mujer primero y segundo saber que nuestro rol es esencial desde la sensibilidad del militante y no desde el capricho de buscar espacio por el solo hecho de tenerlos. Nosotros queremos seguir transformando esta sociedad junto a nuestros compañeros sin diferencias de sexo. Pero ellos saben que el maltrato hacia nosotras ni remotamente esta cercano a finalizar. Sabemos de nuestras responsabilidades en que esto ocurra, pero todos sabemos que no podemos permitir estas asimetrías de género y creernos, al mismo tiempo, que pretendemos construir un espacio nacional y popular.