Al salir del Tribunal Oral en lo Criminal 3 de La Matanza, el diputado provincial del Frente para la Victoria, Miguel Funes, dijo que si bien se aguardaba una sentencia “más cercana a la requerida por los abogados de la familia”, espera que la condena al policía que torturó a Luciano Arruga «marque un antes y un después en el comportamiento de las fuerzas de seguridad, tanto de Buenos Aires como de otras jurisdicciones».
El ex efectivo Julio Diego Torales fue condenado hoy a 10 años de prisión, como había solicitado la fiscalía, mientras que la querella había pedido un total de 16 años.
Funes también adelantó que va a seguir acompañando a la familia de Luciano «porque no ha terminado la lucha, dado que de este juicio se desprenden otras cuestiones a las que se refirió Vanesa Orieta», en referencia a las declaraciones posteriores a la lectura del veredicto realizadas por la hermana de la víctima, sobre la necesidad de seguir investigando lo que ocurrió con su hermano.
«Aún se investigan precisiones sobre aquella última noche de enero del 2009, cuando Luciano fue visto por última vez con vida», precisó el legislador.
Tras la condena de 10 años contra Torales, el legislador kirchnerista insistió en que hay que seguir investigando porque «una cosa es encontrar el cuerpo de Luciano y otra cosa es encontrar justicia en su totalidad».
Por otra parte, destacó «la fuerza y tenacidad” de la madre de Arruga, Mónica Alegre, “a quien vi emocionada por la lectura del veredicto y al momento de decir unas palabras le pidieron que se siente y sentenció que ‘la lucha se hace de pie‘».
Cuatro meses después de las torturas en el destacamento policial de Lomas del Mirador, Luciano salió de su casa el 31 de enero de 2009 y nunca regresó. Luego de seis años sin saberse nada de su paradero, el 17 de octubre del año pasado el CELS anunció que el cuerpo del adolescente había sido encontrado enterrado como NN en el cementerio de la Chacarita.
Después de rastrearse una causa judicial, se estableció que Luciano había sido atropellado por un auto la madrugada del 1º de febrero, a las 3.21, cerca del cruce de la avenida General Paz y Emilio Castro. Arruga cruzaba corriendo la autovía.
El conductor del vehículo declaró que Luciano estaba “desesperado, como escapando de algo”. Un motociclista que fue el primero en auxiliarlo relató que cerca de allí había estacionado un patrullero de la Bonaerense. Para la familia, esto refuerza la hipótesis de que el chico era perseguido por policías.