Por Germán Celesia / “Tenso cruce entre la Presidenta y Lorenzetti por el rol de la Justicia”, es el título central de La Nación, que “tapa” como su diario socio otros temas potencialmente favorables al gobierno nacional, como la recuperación del nivel de reservas internacionales a partir de la compra, en sólo un día, de 630 millones de dólares. Clarín coloca el aparente contrapunto de Cristina Fernández y Ricardo Lorenzetti en un recuadro bajo el mote de “tensión política”, como si las diferencias de criterio no fueran propias del sistema democrático. “Otro cruce de Cristina y Lorenzetti por narcos e inseguridad”, dice el matutino.
La Nación sostiene, aunque no está presente en el discurso de la Presidenta, que el debate público sería en torno al “rol” del a Justicia, que según sostiene editorialmente el matutino, en sintonía con el Presidente de la Corte, debería ser “poner límites” a los gobiernos surgido de la voluntad popular. La aparente respuesta de la Presidenta, sin embargo, fue solicitarle que dote de mayores recursos a los juzgados.
«Los jueces están para poner límites al gobierno de turno», dijo Lorenzetti según La Nación. Y la “réplica” de la Presidenta fue: «En lugar de dar tantos discursos, quienes tienen la máxima responsabilidad del Poder Judicial deberían dotar a todos nuestros juzgados de mayor cantidad de empleados, de mayor cantidad de recursos, de mayor cantidad de elementos para que puedan hacerlo eficazmente».
Morales Solá, que el 12 de abril denunciaba un intento de “golpe” a la Corte, se entusiasma ahora con “la vuelta del viejo adversario” de la Presidenta, que no sería Lorenzetti sino el “Poder Judicial”, al que deliberadamente confunde en su discurso con el Presidente del máximo tribunal y con la Justicia.
Según el hombre de La Nación y el Grupo Clarín, “los jueces son mejores adversarios, sobre todo porque sólo pueden responderle muy de vez en cuando. Ayer mismo, el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, volvió sobre un principio del tribunal que enfurece a la Presidenta: »No gobernamos, pero estamos para poner límites», dijo Lorenzetti. Cristina no acepta límites. Ese rechazo al principio de la división de poderes se convirtió ya en un problema institucional crucial de su gestión”, dice.
Según Silvana Boschi, de Clarín, “el Gobierno quiere a toda costa doblegar a la Corte”. ¿Qué significa “doblegar”. Según la Real Academia Española, “Hacer a alguien que desista de un propósito y se preste a otro”. Boschi habla de “el avance del juez Claudio Bonadio en la causa Hotesur, donde se investiga el manejo irregular de una empresa de la familia Kirchner en la Patagonia. La Presidenta cree que Bonadio actúa con alguna forma de respaldo en el máximo tribunal”, dice. Morales Solá afirma que “Bonadio se mueve a su ritmo, político e independiente del kirchnerismo”. El mensaje buscado es que se trata de sostener que la Presidenta busca no ser investigada, algo que no se desprende de las palabras de la jefa de Estado, quien por el contrario desafió a que investiguen supuestas y propiedades en el exterior que le adjudican los fondos buitre.
Según el “editor” de La Nación, sin embargo, “después del discurso de Cristina ante el Congreso, el vínculo con la Corte se tensó mucho más. Es una marca del fin de ciclo kirchnerista”. Es decir, la culpable de la “tensión” sería la Jefa de Estado, y esa “tensión” de alguna manera sería indicador del “fin de ciclo” kirchnerista que Morales Solá anunció con gran pompa en 2008, pero se viene demorando a fuerza de victorias del kirchnerismo.
Uniendo los dos conceptos – supuesto “fin de ciclo” e investigaciones “independiente” que afectan a la Presidenta – queda claro que el objetivo mediático es forzar el fin de la experiencia kirchnerista ayudado por una suerte de acoso judicial que incluya la continuidad de esa y otras causas que puedan afectar la imagen pública del gobierno. En ese sentido, Morales Solá se queja de una supuesta “operación” para hacer caer la disparatada denuncia presentada por Alberto Nisman, que fue rechazada por 5 jueces antes de ser enviada a archivo no solo por falta absoluta de evidencias sino por la inexistencia de delito que investigar.
Para que “la impunidad no termine imponiéndose”, debería buscarse “otro camino para investigar la denuncia de Nisman”, propone Roberto Durrieu Figueroa desde otro artículo no casualmente publicado hoy en La Nación. Según el supuesto especialista, “muchos tramos de la denuncia exhiben la presencia embrionaria de otros delitos nunca explorados hasta ahora”.
Esta idea de volver a investigar causas cerradas con el propósito de permitir una condena mediática – aunque sigan cayendo en saco roto – ya había sido expresada por Eduardo Van der Kooy en Clarín. “¿Podrían los jueces federal a futuro, por ejemplo, reabrir causas de corrupción K que fueron cerradas? ¿Podría afectar, incluso, el par de sobreseimientos in limine por enriquecimiento patrimonial que beneficiaron a los Kirchner? ¿Estaría en riesgo la denuncia de Nisman por encubrimiento terrorista, que dos fiscales avalaron para que se investigara pero que las instancias judiciales superiores clausuraron?”, decía. La Nación se suma a la “sugerencia”, aunque vaya contra de la “institucionalidad” que tanto pregonan.