La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, promulgó ayer la ley que pone fin al sistema electoral binominal, impuesto por la dictadura de Augusto Pinochet, que durante 25 años propició el empate entre los bloques políticos para impedir cambios en democracia y el acceso al Congreso de las minorías, y que la mandataria definió como «un sistema concebido a partir del miedo».
«Hoy es un gran día para la democracia y un día feliz para los ciudadanos de nuestra patria. Hoy hemos dejado atrás la condena del sistema binominal que por tanto tiempo limitó y lastró a nuestra representación política», resumió la mandataria en una ceremonia en Palacio La Moneda, sede del gobierno.
Sin eufemismos, la gobernante afirmó que el binominal, sistema electoral único en el mundo que le da a la minoría el mismo valor que la mayoría, «era un sistema concebido a partir del miedo, el miedo a la libre determinación de las personas, a la representación plena, a la inclusión, a las mayorías, a la democracia. En definitiva, el miedo a la competencia y a la plena democracia.»
A partir de ahora imperará un sistema proporcional que implicará, además, el aumento de 120 a 155 diputados a nivel nacional y de 38 a 50 senadores. La nueva ley comenzará a aplicarse a partir de 2017.
El sistema binominal heredado de la dictadura había perpetuado un «empate artificial» entre los dos principales bloques políticos y excluía a terceras fuerzas, porque en cada distrito o circunscripción se elegían sólo dos candidatos, que se repartían entre la primera mayoría y la fuerza que salía segunda, pero que obtenía igual representación.