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Por José Luis Ponsico / Primero Matías Kranevitter, revelación en River en el año pasado. Una lesión recordada: dedo «chico» del pié derecho. Tres meses sin jugar. Lo estaba siguiendo Gerardo Martino, octubre del año pasado, para la Selección Argentina.
El último, Cristian Erbes, distensión de ligamentos en choque con poca fortuna frente a Montevideo Wanderers por Copa Libertadores. Se temió una rotura. Estando Boca -puntaje ideal en la competencia internacional- arriba en el marcador, dominando la situación en Uruguay. Erbes, dos meses afuera.
Entre ambos, Boca padeció desgarro del pibe Andrés Cubas, ahora franca recuperación, requerido por Ramón Díaz para la selección de Paraguay por origen «guaraní».
En el complicado trance de River en Monterrey, milagroso empate sobre la hora contra Tigres, cuando el «millonario» se despedía en primera fase, Leonardo Ponzio se retiró desgarrado. El ex «5» de Newell´s y Zaragoza que le había «ganado» el lugar al «Colorado» Kranevitter con buenas actuaciones, ahora tiene para tres semanas.
Fernando Gago que volvió a la Argentina hace tres temporadas, ya en Vélez padeció desgarros. En Boca, dos años, lleva tres lesiones; dos de ellas, desgarros.
El puesto de centrocampista es un lugar decisivo. Mucha fricción, «combate». De «toma y daca». No obstante, Ubaldo Rattín 1956/1969 y Reinaldo Merlo, 1969/84 dos «5» símbolos en Boca y River apenas sufrieron dos lesiones en doce años. Cada uno como titulares.
Rattín desgarrado al final jugando en La Paz para la selección. En accidentado partido eliminatorio en Bolivia, en el ´69. En el ´56 el histórico capitán xeneize jugó varios partidos con mano vendada por una caída. Era «ayudante electricista» antes del debut
El popular «Mostaza» Merlo en el ´72 convocado por Enrique Omar Sívori, selección con muchos juveniles, sufrió rotura de tabique nasal contra Perú, allá. No faltaban nunca. Otros tiempos.