Primera audiencia del juicio por el crimen a patadas de Patricio Jonathan Barros Cisneros, ocurrido en la Unidad 46 de San Martín, del Servicio Penitenciario Bonaerense. Delante del Tribunal Oral en lo Criminal 4, de ese mismo partido, se sentaban los seis penitenciarios imputados por torturas seguidas de muerte, coloquialmente acusados de haberlo molido a patadas hasta matarlo. Otro de los acusados está prófugo y uno más apareció colgado en una celda donde se encontraba detenido. Se leyeron las declaraciones de los acusados durante la indagatoria, al inicio de la investigación. Fue la primera vez que todos los acusados pudieron escuchar las declaraciones de sus colegas de banquillo. Y escucharon cómo, cada uno, para sostener su inocencia, acusaba al resto.
El 28 de enero de 2012, entre las 10 y 10.30, Barros Cisneros reclamó por la condiciones en que debería recibir a su visita, su mujer embarazada, en un corredor del penal denominado “pasoducto”. En el penal, como custodia de los presos, se encontraban los seis imputados ahora sentados en el banquillo: Héctor Mario, con jerarquía mayor que el resto por tratarse del encargado de Turno; Rodrigo Chaparro, Gerardo Luna, Claudio Keem, Juan Liberto y Miguel Gallego.
Eva Asprella y Mariano Lanziano, del CELS, representan a la familia de Barros Cisneros y ayer sostuvieron ante los jueces que los seis acusados junto a César Benítez, que aún se encuentra prófugo, “sometieron a brutales agresiones físicas y psicológicas a Barros Cisneros, junto a la oficina de control y a la vista de su mujer embarazada”.
“Lo sujetaron, le rociaron gas pimienta, lo esposaron por la espalda y lo empezaron a golpear a puñetazos hasta derribarlo –sostiene la acusación–. Una vez inmovilizado en el suelo y pese a los reiterados pedidos para que cesaran en el castigo, continuaron golpeándolo, a lo que le sumaron patadas en el tórax, rostro, cuello, cabeza, en las piernas y los brazos.” Uno de los acusados saltó sobre su pecho con los dos borceguíes juntos.
Durante la audiencia, también se leyeron las declaraciones indagatorias de los imputados. Fue la primera vez que cada uno de los acusados escuchó lo que decían sus colegas de banquillo. En todos los casos, cada uno acusó al resto para defenderse describiéndose como espectadores de la golpiza.
La acusación apareció dividida en criterios, aunque no en pedido de condena, la perpetua. Mientras que la fiscalía va por torturas seguidas de muerte o por homicidio agravado por la alevosía, el CELS acusa por torturas seguidas de muerte. En el caso del homicidio, existe la posibilidad de que uno cargue con la pena mayor y el resto penas secundarias. En el caso de tortura, todos podrían quedar involucrados con la pena máxima.