La lectura del fallo absolutorio de Yanina González duró apenas un par de minutos. Para llegar a esta instancia de mínima reparación, Yanina tuvo que vivir una odisea de un año y siete meses. El 17 de agosto de 2013 murió su hija Lulú, de 2 años, y ella fue detenida; la acusaron de “abandono de persona seguida de muerte”. La autopsia dijo que la niña murió como consecuencia de los golpes que había recibido en la cabeza y en distintas partes del cuerpo. Desde el primer día, el sospechoso de ejercer esa violencia es Alejandro Fernández –pareja de Yanina–, quien recién ahora será investigado por el crimen. Yanina, de 23 años, tiene un leve retraso madurativo que le impidió contar su verdad para enfrentar la acusación que le hizo, a pesar del cúmulo de datos en contrario, Carolina Carballido Calatayud, que por una extraña paradoja es titular de la Fiscalía Especializada en Violencia de Género del Partido de Pilar.
Ayer, la tozuda fiscal decidió no estar presente en la sala de los Tribunales de San Isidro, donde se leyó la absolución.
Debido a su ausencia, no pudo escuchar los cánticos que la recordaron y que partieron de un nutrido grupo de mujeres que acompañaron a Yanina durante los cuatro días de juicio: “Carballido, Carballido, qué vergüenza que nos das, protegés al femicida y encerrás a la mamá”.
“Más allá de la alegría que tenemos, queremos saber por qué razón el tribunal no hizo lugar al pedido que formulamos para que se investigue a la fiscal porque nosotros entendemos que ella cometió un delito”, le dijo a Página/12 la abogada Gabriela Conder, defensora de Yanina. Conder consideró que fue “lamentable el rol” que jugó en esta causa la fiscal Carolina Carballido Calatayud.
La abogada sostuvo que hay que analizar bien “cómo se fueron dando los hechos, porque Yanina fue acusada no bien la detuvieron y la fiscal fabricó una acusación por ‘abandono de persona seguido de muerte’ porque no tenía ninguna constancia que involucrara a Yanina en los golpes que tenía Lulú y cuyo responsable fue Alejandro Fernández”.
A Yanina la culparon por la muerte el 17 de agosto de 2013, el mismo día en que murió su hija, no bien la llevaron detenida a la comisaría de Del Viso. “La niña había sido claramente golpeada y había muerto por un golpe en la cabeza. No sabemos si la fiscal fue a la escena del delito, pero las pericias precisaron los golpes recibidos en todo el cuerpo. Pero ella se quedó con el abandono de persona y Fernández sigue libre, mientras que Yamila, embarazada de siete meses, fue presa y tuvo que vivir con su beba recién nacida en la cárcel de Los Hornos”, en La Plata, hasta que hace unos meses le dieron la prisión domiciliaria.
“Fue una crueldad lo que hicieron con Yanina, por una acusación sin pruebas contra una persona que estaba embarazada, a la que le habían matado a su hija y a la que metieron en la cárcel”, recalcó Colder, integrante de la Gremial de Abogados.
“Todo esto la fiscal lo sabía muy bien, porque ella misma, en junio del año pasado, acusó a Fernández por el homicidio de Lulú, pero lo hizo en el Juzgado de Garantías 7, en lugar de hacerlo ante el Juzgado 6, a cargo de Nicolás Ceballos, quien continuó la acusación contra Yanina, hasta llegar al juicio oral.”
Nadie tuvo conocimiento del nuevo rumbo tomado entonces por la fiscal Carballido Calatayud, hasta que se llegó a la instancia del juicio oral y público en el Tribunal Oral 2 de San Isidro. “Noso-tros planteamos la nulidad del juicio oral, dado el rumbo nuevo que le había dado al caso la misma fiscalía, pero los jueces no nos hicieron caso”, dijo Conder, cuyas críticas alcanzaron también a los jueces Lino Mirabelli, Esteban Andrejín y Agustín Gossn, que ayer absolvieron a Yanina.
“Los miembros del tribunal tenían la posibilidad de haber anulado el proceso y no lo hicieron. Además, ahora no tomaron nuestro pedido para que se denuncie a la fiscal Carballido Calatayud por el delito de ‘fraude judicial’ porque abrió dos causas paralelas, por el mismo caso, imputando en cada una de ellas a una persona distinta”, explicó Conder.
Ayer, después de escuchar el veredicto absolutorio, Yanina quedó en libertad por decisión del Tribunal 2. De todos modos tuvo que permanecer un largo rato dentro del edificio de la calle Ituzaingó, porque el Servicio Penitenciario Bonaerense tuvo que hacer un “monitoreo electrónico” para certificar que “no interese su detención a otra autoridad judicial”.
Al mismo tiempo, los jueces ordenaron remitir los testimonios reunidos en el juicio oral para ser tenidos en cuenta en el “proceso judicial” que se sigue ahora contra Alejandro Fernández, por el homicidio de Lulú.
En el proceso se registraron testimonios que incriminan a la ex pareja de Yanina y que, finalmente, van a ser tenidos en cuenta por la Justicia que encarceló sin motivo a una víctima de la violencia machista.