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De esta forma, la principal instancia judicial francesa rechazó la decisión tomada el pasado 28 de mayo por el Tribunal de Apelación de París, que había dado lugar a la extradición de Sandoval a la Argentina y ordenó que el caso vuelva a ser revisado por el Tribunal Correccional de Versalles, según consigna un cable de la agencia EFE.
El fallo del Tribunal de Apelación había aceptado la extradición de Sandoval sólo para ser juzgado por el secuestro y desaparición de Hernán Abriata, estudiante y militante de la Juventud Universitaria Peronista, en octubre de 1976.
Frente a esa instancia, la Fiscalía General pidió dejar sin efecto la extradición con el argumento que el delito que se le imputaba no estaba incluido en la legislación argentina en el momento de los hechos que se le atribuyen a Sandoval.
Según la agencia francesa de información, la decisión del Tribunal Supremo fue recibida como una «semivictoria» por parte de los abogados que representan a familiares y víctimas del terrorismo de Estado, como Sophie Thonon, quien consignó: «Mientras haya una batalla jurídica que dar, mantendremos la esperanza».
Mario Sandoval -alias »Churrasco»- integró el Grupo de Tareas 33 y en 1976 era oficial subinspector de la Policía Federal, cargo que ocupó en el Departamento de Asuntos Políticos.
Por sus cursos de «lucha antisubversiva», en los que se enseñaban técnicas de interrogatorio bajo tortura, fue recomendado en noviembre de 1976 para actuar en «procedimientos antisubversivos», según consta en su legajo.
Tras la recuperación de la democracia en Argentina, en 1983, Sandoval reapareció en Francia, obtuvo la nacionalidad y trabajó como asesor en temas de inteligencia y seguridad.
En el expediente iniciado por el juez federal Sergio Torres se atribuye responsabilidad en 602 casos de víctimas de la dictadura, aunque el pedido de extradición fue analizado por la justicia francesa en el caso de la desaparición forzada de Abriata, secuestrado en la casa de sus padres en Buenos Aires, el 30 de octubre de 1976.