Desde la provincia de Buenos Aires, el vicegobernador Gabriel Mariotto volvió a reclamar la unidad del peronismo en este año electoral.
Esta vez, lo hizo a través de su página web, donde expresó su opinión en un artículo titulado «Primero la Patria». A continuación, el texto completo:
Primero la Patria. Después el movimiento y después los hombres. Es tan difícil de entender. Lo hemos escuchado cientos de veces. Lo hemos dicho otras tantas. Cuando lo hemos puesto en práctica la Patria se ha beneficiado, el Movimiento se ha fortalecido y los hombres y las mujeres han sido protagonistas de su propio destino. Cuando por egoísmo o por miopía política hemos colocado nuestros intereses personales por sobre los del conjunto, el resultado siempre fue el mismo. El fracaso personal y el debilitamiento del Proyecto Nacional. El Todo es superior a las partes, anuncia el compañero Francisco en su evanguelii gaudiu, más compañero que nunca al poner en otras palabras el mismo concepto.
Es tiempo de no querer nada para uno, queriendo todo para el conjunto. Cuando no quiero nada en realidad no miento pero no digo la verdad. Yo quiero ganar las próximas elecciones. Quiero que un compañero ocupe el despacho presidencial, quiero que otros compañeros ocupen los despachos de las gobernaciones, quiero que este camino emprendido el 25 de Mayo del 2003 siga construyendo una Patria cada día más justa, más libre y más soberana.
Sé que lo que quiero lo quieren la mayoría de los compañeros, y sé también que nuestros hermanos del continente quieren lo mismo. Hay que consolidar la construcción que en Mar del Plata iniciaron Lula, Chávez y Néstor, junto a Correa, Evo y el Pepe.
“Pobre Argentina si no gana el Peronismo” dijo sin vueltas el Pepe. Como buen uruguayo, como José Artigas, la verdad no ofende ni teme. Hay que escucharlo siempre al Pepe, el diablo sabe por diablo pero más sabe por viejo.
Es tiempo de unidad, es tiempo de poner lo mejor de cada uno y renunciar a las ambiciones personales en pos de triunfar en Octubre.
No es mal mes para recordar cuanta felicidad nos trajo la lealtad y cuanta tristeza nos dio la miseria individual.