Las enfermedades respiratorias y las infecciones en la piel se han vuelto una costumbre en el barrio presidente Perón, ubicado a pocas cuadras del camino Bancalari y la ruta 202, en San Fernando. Y los vecinos, que desde hace años esperan mudarse a las casas del Plan Nacional de Viviendas que les adjudicaron en el barrio San Jorge, aseguran que todo eso es producto de la contaminación de un brazo del río Reconquista, en cuya orilla se levantan sus casas precarias. Basura, chatarra de autos abandonados y los desperdicios que tira el frigorífico Bancalari, ubicado a pocos metros, son los principales causantes de las enfermedades que padecen, según denuncian.
“Estamos viviendo frente al río todo contaminado, rodeados de ratas. El olor, además, es insoportable”, cuenta Ramona Ojeda, quien incluso tuvo a su nieto de 8 meses internado durante 15 días con bronquiolitis, una enfermedad que se la atribuye a las condiciones de contaminación en las que vive. Y se queja de que el Municipio aún no le entrega la vivienda que se le adjudicó hace ya algunos años. “Queremos mudarnos a nuestra casa, ya tenemos número de lote y todo, las casas están casi listas desde hace dos años y no las entregan. La municipalidad dice que Nación no les manda el dinero, y desde Nación aseguran que ya la enviaron, en el medio estamos nosotros viviendo en situaciones deplorables”, se quejó.
Analía Barreto, otra vecina del barrio, también tuvo a su nieta de dos años y medio internada hace unos años por otra enfermedad infecciosa: el síndrome urémico hemolítico. “Es una enfermedad que se contagia por el consumo de ciertos alimentos, como el paty, pero los médicos me dijeron que podía ser por los mismos desechos de la carne que tira el frigorífico en el río”, contó. Y agregó: “Cado dos por tres, a chicos y grandes se les hacen forúnculos infecciosos en la piel. A una de mis nenas se le hizo uno adentro del ojo”.
Laura Ovando, por su parte, cuenta que tenía 7 hijos, pero que una de ellas falleció en 2010, a los 4 años, producto de una enfermedad infecciosa provocada por una bacteria conocida como monococo. “Vivimos en la costa del arroyo, rodeados de la contaminación, de ratas, de cucarachas, pero además hay casas que se inundan y otras que se están derrumbando”.
Erika Lázaro, en tanto, tiene 22 años y el año pasado perdió un embarazo de 8 meses: el bebé sufrió una muerte súbita aún estando en la panza, por lo que debieron inducirle el parto. “Yo vivía enferma, iba y volvía de la guardia, y estoy segura que es por la pudrición en la que vivo”, relató la mujer, que vive a la vera del río.
Carmen Lescano maneja el merendero Rincón de amor, ubicado en Pasaje Blanco y Godoy Cruz, al que asisten los chicos del barrio tres veces por semana al salir de la escuela. Su relato también impacta: “Los chicos viven con problemas respiratorios e infecciones. Se les hacen granos en la cabeza y hasta las picaduras de los mosquitos se les infectan”.