Alejandro Vanoli firmó una resolución que no tuvo gran repercusión, pero que puede tener efectos trascendentes. El presidente del Banco Central ordenó la colaboración de áreas clave en “el acceso, compulsa y análisis” de “la totalidad de las actas del directorio, corrientes y secretas” del período 1975-1985 “que se encuentran bajo su custodia”. Esta medida que “parecería ser una simple gestión de carácter burocrático”, agrega la resolución, “representa el inicio de un accionar tendiente a implementar una política de derechos humanos hacia el interior de este organismo y constituye el primer paso para conocer el rol que ha tenido el BCRA durante la dictadura cívico-militar”. Y en los hechos, según sus propias palabras, la orden se entiende como “un punto de inflexión importante en la historia del Banco Central, del sistema financiero y del país”.
La resolución de Vanoli no es una decisión aislada sino una línea política que intenta dar continuidad al trabajo sobre los archivos que impulsó cuando estuvo en la Comisión Nacional de Valores. A fines de diciembre, Vanoli presentó esta resolución en el salón de ceremonias del BCRA. En la primera fila estaba Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo, madre de Gustavo Cortiñas, trabajador desaparecido de la CNV, e hijos y familiares de los desaparecidos del banco. En el acto se presentó el área encargada del seguimiento de esta tarea, que va a estar encuadrada por la gerencia de Relaciones con la Comunidad y seguida por la subgerencia de Promoción de derechos humanos, a cargo de Celeste Perosino, ex coordinadora del equipo de la CNV. En esta entrevista, ambos explican alcances del trabajo.
–¿Por qué la desclasificación?
Vanoli: Porque hay actas normales, y reservadas. Algunas poquitas se habían desclasificado ya por pedido de la Justicia, pero todas las demás no. Para nosotros era importante ver cómo evaluar todo el período con algún tipo de sistematización y replicar la experiencia de la CNV.
–¿Con qué se encontraron?
Vanoli: En este momento estamos en la fase de relevar. Es la etapa en la que queremos conocer qué hay. Y eventualmente aportar material para que culminen los juicios y se siga investigando como hicimos desde la CNV. Eso es un trabajo enorme.
¿De qué volumen estamos hablando?
Perosino: Son 35 biblioratos de actas corrientes y 30 de actas de Presidencia.
–Comparado con la CNV, ¿es mucho o poco?
Perosino: En la CNV vimos unas 500 actas. Estos 35 biblioratos de actas corrientes tal vez no tienen tanta cantidad, pero el volumen de las actas es mucho mayor. En la CNV los documentos eran como más pequeños. Acá están estos 35 volúmenes, a lo mejor un acta es un tomo. Pero además están los 30 biblioratos de resoluciones de presidencia.
–¿Qué hay ahí?
Perosino: Ahora estamos trabajando sobre estos biblioratos. Es un trabajo bien acotado y cerrado. Todavía no buscamos continuidades. Estamos viendo documentos desde mediados del ‘75 hasta mediados del ‘85.
–¿Cuál es la hipótesis sobre el rol del BCRA durante la dictadura?
Vanoli: Sobre la base de lo ya investigado y lo que recién estamos viendo que es provisorio, hay un concepto que aparece y es importante. La dictadura y la Ley de Entidades Financieras en el plano económico marcan una ruptura muy grande respecto de otros procesos dictatoriales previos, de ajuste económico ortodoxo, surgidos después de los procesos populares de los años ’40. El ’76 marca un quiebre. Y las cuestiones en las que hace eje, y son una paradoja, es en terminar con lo que llaman “represión financiera”. La dictadura en el marco de las ideas de Chicago, de liberación financiera, implica desmontar todas las estructuras de control cambiario y de presencia del Estado en la vida económica. Es un cambio de paradigma, en el estilo de la película Plata dulce: mucha gente, que ahorraba de otra manera, de golpe empieza a apostarle al plazo fijo de 7 días, al dólar. Se creó una cultura de la primacía de lo financiero sobre lo productivo que siguió y traspasó ese período.
–¿Y en ese contexto, el BCRA?
Vanoli: No sólo entonces comandó una política económico-financiera como ésta, sino que fue funcional al poder represivo de la época. Algunas pistas de esto ya las vimos en la CNV. No sólo comandó una política económico-financiera, sino que por el otro lado fue funcional a un modelo de apropiación de bienes, trasferencia de riquezas con distintos fines. Esto implicaba reconfigurar el mapa económico financiero del país. Perseguir a determinadas personas como complemento de la violación a los derechos humanos y la rapiña menor.
Perosino: Nosotros manejamos la idea de que la CNV no trabajaba de manera aislada. Ahora, con esta investigación vamos a poder profundizar eso. Los pocos archivos a los que habíamos tenido acceso del BCRA desde la CNV nos hablaban justamente de eso: que había un trabajo en espejo. Entendemos que acá vamos a encontrar el otro eje, la otra pata, sobre la colaboración en el desapoderamiento de bienes y secuestro de empresarios. No sólo políticas económicas sino también participación en crímenes de lesa humanidad. Pero es algo que estamos empezando a desandar ahora porque el volumen documental que hay acá es muy grande.
–¿Qué otro tipo de archivos hay?
Perosino: Además de las actas, hay cantidad de archivos en dos dependencias que condensa vida y expedientes del organismo. Y por el acceso a los primeros inventarios vimos que la cantidad de información que hay sobre temas que para nosotros son delicados es de un volumen documental importantísimo. Entendemos que conforme avancemos tendremos una foto más compleja y completa de lo que pasó en ese período.
–¿Tuvieron resistencias para acceder a los archivos del BCRA?
Perosino: Fue bien difícil. Lo que nos está transmitiendo ahora mucha gente del Banco es que llegaban los pedidos de información, no sólo nuestros, y había un resquemor muy grande a contestar. Se le aplicaba “secreto” a todo de manera irrestricta. Por eso, esta resolución viene a hacer un quiebre importante.
Vanoli: Es luchar contra una lógica burocrática que tiene una inercia y también con una lógica de funcionamiento de Banco Central. La resolución se hizo porque nos daban vueltas. Que intervenga Legales, que lo tiene éste, que lo tiene el otro. Esto es, en cambio, una instrucción de Presidencia que dice: “pónganse a disposición” directamente.
–¿Cuánto tiempo de relevamiento estiman?
Perosino: Nosotros hicimos en casi dos meses de trabajo el análisis de un año y medio: vimos de mediados del ’75 a fines del ’76. Creemos que para septiembre u octubre estaremos terminando el primer pantallazo general.
–¿Harán diferencias según las épocas?
Perosino: Ahora estamos avanzando lo más que se pueda en forma general. En esos períodos hay leyes muy importantes, como la Ley de Inversiones Extranjeras, que van a marcar el momento, y la Ley de Entidades Financieras.
Vanoli: El primer tramo es importante en cuanto a cambio de paradigma. El período posterior tiene de muy interesante la crisis financiera del ‘80, cuando se producen todas las caídas de los bancos. Son relaciones muy complejas sobre cómo el Banco Central en ese momento fue salvando a unos o no salvando a otras entidades.
Perosino: Está bien dividirlo metodológicamente, pero todo el período es riquísimo. Hay un archivo de liquidaciones en el que están los bancos liquidados que cayeron a partir del ‘80. El acervo documental es enorme.
–¿Hay otros temas importantes como, por ejemplo, la deuda?
Vanoli: En esa segunda parte también están los mecanismos por los que el Estado terminó haciéndose cargo de una cuantiosa deuda privada que fue el lastre de la democracia. Todo eso se fue consolidando entre el ’82 y ’83. Pero hay otras cosas: qué pasó con la compra de material bélico, con los movimientos financieros. Es importante poner las cosas en contexto, qué fue el plan económico, sus consecuencias. No sólo hablar del BCRA, sino ponerlo en línea con las interrelaciones políticas del terror.