Los hermanos Cherif y Saïd Kouachi, sindicados como los terroristas que perpetraron la masacre del semanario Charlie Hebdo, fueron abatidos luego de permanecer casi 10 horas atrincherados con un rehén.
Según informaron medios franceses, las fuerzas de seguridad lograron rescatar a la persona cautiva, un empleado de la fábrica de Dammartin-en-Goële, al noreste de París.
Cuando se conoció que los hermanos Kouachi se encontraban atrincherados en la imprenta, otro hombre tomó un supermercado judío con cinco rehenes y amenazó con represalia si algo les pasaba a los atacantes de Charlie Hebdo. Tanto el secuestrador como cuatro de las personas cautivas murieron durante el asalto policial.
Una tercera toma de rehenes se produjo en una joyería en el centro histórico de Montpeliier, en sur de Francia, donde un hombre armado retiene a dos civiles.
Más tarde, el presidente Francois Hollande dijo a los franceses que su su país es «un pueblo libre que no cede a las presiones y que no tiene miedo porque somos capaces de defender nuestros valores cuando la paz está amenazada».
El mandatario se mostró orgulloso por la actuación policial y subrayó que la nación «saldrá fortalecida».
«Francia ha sido atacada durante tres días, en ataques que dejaron 12 muertos el miércoles, una policía ayer y cuatro rehenes hoy. Francia enfrentó la situación con una doble intervención», sostuvo.
Sin embargo, aclaró que la amenaza «aún no terminó» y que decidió «reforzar todos los medios para proteger los lugares públicos para vivir tranquilos, para no sentirnos amenazados».
Hollande llamó a «luchar con determinación contra el racismo y antisemitismo y la islamofobia. Los terroristas, esos iluminados, esos fanáticos, no tienen nada que ver con la fe musulmana».
Sobre el final, invitó a «todos los franceses a portar juntos los valores de pluralismo que Francia y Europa representan» en la marcha que se realizará el domingo para condenar los hechos de violencia y recordar a las víctimas.