La Fiscalía Federal de La Plata pidió la elevación a juicio oral de 16 imputados por crímenes de lesa humanidad, cometidos en el centro clandestino de detención denominado «Pozo de Quilmes» durante la última dictadura cívico militar.
La presentación de los fiscales Marcelo Molina y Hernán Schapiro fue realizada hoy ante el juez subrogante a cargo del Juzgado Federal 3 de La Plata, Jorge Di Lorenzo.
Entre los imputados por los delitos de privación ilegítima de la libertad, tormentos y sustracción, retención y ocultamiento de niños menores de 10 años se encuentran el ex ministro de Gobierno bonaerense de la dictadura, Jaime Smart; el médico policial Jorge Bergés; y el ex director general de Investigaciones de la Bonaerense, Miguel Etchecolatz, condenado a prisión perpetua en otras causas por crímenes de lesa humanidad.
En la acusación se detallan los casos de 175 víctimas que estuvieron secuestradas en el Pozo de Quilmes, entre noviembre de 1975 y marzo de 1979, en el que fuera uno de los centros clandestinos del Circuito Camps.
Nueve de los imputados actuaron en el Destacamento 101 de Inteligencia del Ejército, con sede en La Plata: Antonio Herminio Simón, Emilio Alberto Herrero Anzorena, Anselmo Pedro Palavezzati, Ricardo Armando Fernández, Jorge Héctor Di Pasquale, Carlos María Romero Pavón, Gustavo Adolfo Cacivio, Miguel Ángel Amigo y Roberto Armando Balmaceda.
También están acusados el ex subjefe policial, Rodolfo Aníbal Campos; el ex segundo comandante del Cuerpo I del Ejército, Jorge Carlos Olivera Róvere; el ex segundo comandante y jefe del Estado Mayor de la Brigada de Infantería X del Ejército, con sede en La Plata, Héctor Humberto Gamen; y el ex jefe del Batallón Depósitos de Arsenales 601 Domingo Viejo Bueno, Eduardo Samuel De Lío.
El Pozo de Quilmes, ubicado en la esquina de Allison Bell y Garibaldi, funcionó en las instalaciones de la Brigada de Investigaciones de Quilmes.
En el requerimiento de elevación a juicio, los fiscales sostuvieron que «las condiciones de detención padecidas en dicho lugar, incluían de manera sistemática, la desnudez forzada y otras formas de violencia sexual que, desde una idea reparadora, es preciso visibilizar en su entidad propia».
«La violencia sexual ejercida sobre los detenidos de sexo masculino, ejecutada con la intención de feminizarlos, conllevó para éstos una humillación particular, adicionada al resto de los tratos inhumanos y degradantes proferidos por los captores», graficaron.