Pablo Pimentel conversó sobre el escrito judicial que presentaron Alberto y Leonardo Santillán -padre y hermano de Darío Santillán- ante el juez Ariel Lijo.
El titular de la APDH de La Matanza justificó que “toda persona tiene derecho a saber la verdad y en este capítulo de la Argentina falta una parte importante”; y recordó que “fue una represión de orden político, y por eso lo que falta ahora es que la Justicia tome cartas en el asunto y eso le va a corresponder al juez Lijo y al nuevo fiscal que asumió”.
“Ahora el fiscal debe dilucidar las responsabilidades políticas para que esto que ha pasado en el 2002 pueda concluir sin impunidad y que Argentina pueda empezar a dar vuelta la página”, expresó.
Asimismo, Pimentel puntualizó sobre este caso paradigmático de violencia institucional que “justamente la semana pasada, la Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires confirmó la condena a los autores materiales y eso ratifica la grave violación que existió a los derechos humanos en ese día brutal de represión”. Se refería a las condenas que pagan el ex comisario inspector Alfredo Fanchiotti, el ex cabo primero, Alejandro Acosta y el ex policía Carlos Quevedo, los dos primeros con prisión perpetua.
Al ser consultado sobre el rumbo definitorio que pueda tomar la causa, el referente en Derechos Humanos explicó que «la esperanza jamás se pierde. Estamos en el medio de un proceso donde recientemente se ha presentado un escrito que pide la investigación de la causa”.
De esa forma, Pimentel fue claro respecto de la solicitud que plantean los familiares de Darío Santillán: “lo que pide el escrito es que se evalúe el caso como una grave violación a los derechos humanos, como se han encuadro casos como el de Walter Bulacio, en el cual la causa no prescribió y se puedo juzgar más tarde en el tiempo a los acusado”, aseveró.
El presidente de la APDH de La Matanza responsabilizó puntualmente al ex presidente de la Nación, Eduardo Duhalde: “él era el máximo mandatario y le caben responsabilidades por la feroz represión policial”, y aclaró que “cuando hay un mal accionar de personal que está bajo la jurisdicción de esa persona que dirige, entonces hay responsabilidad”.
A su vez, recordó el significado de la lucha que encarnaron Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, asesinados por la policía bonaerense el 26 de junio de 2002. “Ellos vienen de una escuela de militancia y lucha a la que los adultos les pedimos que los jóvenes que se sumen y que sean protagonistas de un cambio, con una metodología pacífica, activa y no violenta”, destacó.
Para Pimentel, “Darío y Maxi lucharon por los ideales de los 30 mil compañeros desaparecidos intentando cambiar la realidad, nada más y nada menos que buscando vivir con dignidad en un país justo, libre e igualitario”.