Al inaugurar un hospital municipal en Morón, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner criticó a criticó a los que cuestionan la política de derechos humanos desplegada por el gobierno nacional desde el 2003.
«No me importan tanto las palabras necias como los silencios cómplices; quiero pronunciamientos claros respecto de este tema de los derechos humanos de los hombres y mujeres que quieren gobernar Argentina», expresó Cristina.
Consideró como una «obligación, moral, política, democrática y constitucional decir cuál va a ser la política de derechos humanos del siguiente gobierno» porque se trata de una política de Estado que convirtió a la Argentina en un «país respetado en el mundo entero».
En ese sentido, la Presidenta señaló que le dio “pena” que “un dirigente diga que va a terminar con el curro de los derechos humanos», en alusión al jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri.
“Estas cosas dan tristeza, ya no provocan rabia», señaló desde el microestadio de Morón y señaló la relación que existe entre los que «tratan despectivamente a la política de derechos humanos» con los sectores que «se beneficiaron económicamente con la dictadura».
Finalmente, la presidenta celebró la entrega al gobierno de Brasil que encabeza Dilma Roussef del informe de la verdad sobre el destino de los 434 ciudadanos desaparecidos durante la última dictadura en ese país, elaborado por una comisión de notables, entre ellos los ex presidentes Luiz Inacio Lula da Silva y Fernando Henrique Cardoso.
Cristina envió a su par de Brasil un «fuerte abrazo», recordó que la mandataria del país vecino sufrió la cárcel y la tortura en épocas de la doctrina de seguridad nacional y sostuvo que «la verdad es un derecho que tenemos todos los ciudadanos».